La palabra Muro se escucha con mayúscula por el que dividió a Berlín durante 28 años. Se lo llamó y llama todavía El Muro de la vergüenza, pero quedó muy atrás del que Israel construye en el territorio palestino ocupado: el alemán que erigió la ex URSS tuvo 155 kilómetros de largo, el israelí tendrá más de 700. La altura media del primero fue de 3,6 metros, la del segundo un máximo de 8 y su anchura podrá ampliarse ya que a uno y otro lado se cavan fosas de varios metros de profundidad, hay vallas electrificadas de alambre de púa, sensores térmicos, cámaras de video, torres de francotirador y carreteras para los vehículos israelíes de patrullaje, más una franja colchón de ancho variable. El 85 por ciento de este Muro se construye dentro de Cisjordania, a la que despoja del 9,5 por ciento de su territorio.
MUROS
Levantamos muros en cualquier parte
muros de piedra y cemento amasados con odio
muros supurando sangre por todas sus grietas
muros para escribir el nombre de nuestros verdugos
muros que intentan anular la mala conciencia
muros sin puertas de acceso a la imaginación
somos tan absurdos que hasta levantamos muros
para ocultar nuestros corazones fracturados
(POEMA INÉDITO)