Revista Literatura
Mira a Orión y ten los ovarios para asegurar que no es ahí.
Mira a Sirio parpadeante desde la playa oscura, en blanco, azul y rojo, Sirio A, Sirio B (¿Sirio C?) y ten los cojones de decir que no es ahí, ahora. Cuándo.
Sigue creyendo que todos los desastres son miles que te persiguen y ninguno verdadero, que el destello de la suerte te es ajeno. Di. Cree lo malo y no lo bueno. ¿Para qué?
Mira cómo sonríe la sensación de existencia, imperturbable.
La vida existe para que el arte no nos destruya, ¿y ahora? El mensaje de la botella tiene una caligrafía imposible para los mensajes secretos sin código de un Larra despeinado que se niega a escribir más.
Ten los ovarios para decir que no es ahora, cuándo, bajo el material sintético de una chaqueta llena de pulgas y escombros.
Mira a Orión, ten ovarios para decir que resta algo de miedo, que puede mantenerse en pie el frío, te diré cuántas veces puedes huir de la niebla. Te diré dónde comer. Dime. La imaginada importancia qué es ante esta risa, la risa de la inmensidad. Pulgas y escombros.
Dice Sothis que Neit lo sabe cuando se levanta en occidente. Soy todo lo que ha sido, lo que es y todo lo que será. Ningún mortal ha sido capaz de alzar el velo que me cubre.
Dice Sothis que Neftis siempre acompañará a su hermana.
Mira a Sirio parpadeante con los pies dentro del mar.
Mira bien arriba y te diré cuántas veces puedes huir.
Cuántas.