Vosotros, buscadores de tesoros lejanos
en la nieve de verano en la montaña
en el intrépido deseo del roció de mañana
Cazadores escondidos con tinta en las manos
Vosotros, ensoñadores de letras de vida
alocados, solitarios, atrapados
sombríos, luchadores, alucinados,
del imperio de la palabra escondida.
Descalzad vuestros pies en la orilla
desnudad los adornos en el agua fría
y volved, corred a por el alma mía
que está atrapada en la esquina del techo
que está rondando vaporosa y asustada
soy la musa que quiere volar lejos.
Y me castiga en silencio.