My Kindle experience

Publicado el 22 octubre 2012 por Alas De Papel @MikeKiddo

Hacía ya tiempo que tenía ganas de hacer esta entrada. Hacía mucho que quería un Kindle, y por fin el pasado junio me lo regalaron por mi graduación. Tras haber leído ya bastantes libros en él, quiero contaros mi experiencia, y espero que si alguno se está planteando comprarse un libro electrónico este artículo le sirva de algo.
Llevaba cerca de un año detrás de un Kindle antes de que me lo regalaran. Como algunos sabréis, soy lector de manuscritos en varias editoriales, y además trabajo como corrector en una de ellas. ¿Qué significa eso? Que tengo que pasarme horas y horas pegado a la pantalla, leyendo y concentrándome en el texto. Y eso no es nada bueno para la vista, de ahí que quisiera un libro electrónico. La razón es simple: la pantalla del Kindle es de tinta electrónica. 
¿Qué significa esto? Pues significa que leer en la pantalla es prácticamente igual que leer en papel, sin molestos píxeles ni retroiluminación que dañe la vista, y tampoco produce reflejos. Este tipo de pantallas, sin embargo, tienen una pequeña desventaja, y es que es necesario leer en un lugar iluminado... como si de un libro real se tratara, vamos (aunque los últimos modelos cuentan con retroiluminación). Aun así, la pantalla de tinte electrónica presenta ventajas respecto a los libros en papel, como la opción de cambiar el tamaño de fuente o el interlineado para hacer más cómoda la lectura.
Meter archivos en el Kindle que no se hayan comprado en la tienda de Amazon (como los manuscritos que mencionaba o cualquier tipo de documento personal) es tan sencillo como conectar el aparato al ordenador o enviarlo a través de internet. Sin embargo, esto tiene truco, y es que muchas veces el formato será algo incómodo de leer. Por suerte, para evitar esto tenemos una herramienta llamada Calibre, que convierte el documento al formato que deseemos y que permite eliminar márgenes o títulos para facilitar la lectura. 
Sin embargo, no solo quería el Kindle por trabajo, aunque fuera la principal razón. Como es lógico, a veces también compro algún que otro e-book. Los e-readers me gustan sobre todo por las opciones que ofrecen a la hora de leer clásicos. Quizás no estaréis de acuerdo conmigo, pero no me parece justo tener que pagar un pastón por un libro de un autor que lleva años muerto. ¿Que siempre gusta tener el libro en papel? Pues sí, y yo soy el primero al que le encanta comprar libros. Pero si aún no he leído el libro, prefiero ahorrármelo: si me gusta, ya me lo compraré en papel en una edición bonita. Los e-readers tienen la ventaja de que la mayoría de los clásicos son gratuitos, o bien se compran a un precio simbólico. Un buen ejemplo es el libro que veis a la derecha: contiene las obras completas de Jane Austen y tan solo me costó 0,89 euros.
A ello hay que añadirle que el precio de un libro electrónico cualquiera siempre es inferior al del libro en papel, aunque también hay que decir que las editoriales españolas todavía tienen que ponerse un poco las pilas en ese sentido. Aun así, tarde o temprano acabaréis amortizando el precio del e-reader. 
Además, también hay que tener en cuenta el enorme ahorro de espacio que supone: el Kindle es del tamaño de una novela de bolsillo y en él caben miles de libros. Yo lo noto mucho sobre todo a la hora de viajar en metro o en avión, pues un lector de libros electrónico pesa mucho menos que cualquier novela y ocupa menos espacio.
Otro aspecto que quería mencionar es el de la batería, y es que la venden de un modo engañoso. En el caso del Kindle, Amazon dice que la batería dura dos meses, aunque luego especifica que esa duración se basa en un hábito de lectura de media hora diaria. ¿Qué significa eso? Que la duración real no es de dos meses, sino de treinta horas... que ya es más que cualquier aparato electrónico, todo hay que decirlo. 
Como podéis ver, el Kindle (y cualquier otro lector de libros electrónicos, claro está) presenta muchas ventajas, aunque también algunos inconvenientes. No seré yo el que trate de convenceros de si merece la pena que lo compréis o no. En mi opinión, eso es una decisión que tenéis que tomar dependiendo de vuestro volumen de lectura. Si leéis uno o dos libros al mes, me parece un gasto innecesario. En cambio, si leéis mucho y estáis dispuestos a comprar la mayoría de los libros en formato digital, o bien trabajáis en algo relacionado con el mundo editorial, un ebook es una muy buena adquisición. Yo, desde luego, estoy contentísimo con el mío.
¿Y vosotros? ¿Tenéis un e-reader o estáis pensando en adquirir uno? ¡Contádnoslo! Y, como siempre, ya sabéis: si tenéis alguna duda, preguntadla en los comentarios y os la responderé.