A veces, Fortuna se pone tontorrona y no nos explica bien las cosas. Será porque cuando lo sabes todo es difícil ponerte en la piel del otro y empatizar con su ignorancia, claro, así que ella se limita a hacernos "zas, en toda la boca" cuando menos lo esperamos y sin una explicación que nos ayude a entenderlo.
Pero el hecho de que no lo comprendas no quiere decir que estés hundido en la miseria. La vida sigue su curso estés al loro o no, y aunque todavía no lo sepas... la mayoría de las veces todo va a mejor.
Esto va para ti, y deseo de corazón que añadas las piezas del puzzle que te faltan muy prontito.
Nada es lo mismo
La lágrima fue dicha...
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.
¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?
No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:
Nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
(Ángel González)