Eres la única persona en el mundo a la que le he dicho "te odio" demasiadas veces y a la que sin embargo nunca he llegado a odiar.
Nunca te he dicho que te quiero. (No a viva voz) ... y siempre he evitado que me veas llorar.
Nunca me has dicho que me quieres, sin embargo yo en realidad nunca he sentído la necesidad de escuchartelo decir... quizás solo haya sido un deseo capichoso por mi parte o una pataleta de niña inmadura.
Tampoco me has dicho que no me quieres, nunca.
Nunca he hablado de otros de modo amistoso contigo.
Nunca he dicho más de lo que tenía en mi mente en ese momento.
Nunca te he visto llorar.
Nunca me he sentido insegura.
Nunca podré odiarte.
Ni a ti ni a tu prepotencia porque es tuya, ni a tu arrogancia porque es tuya.
Y son parte de ti.
Y tú siempre serás muy importante en mi vida.
Porque cuando estamos juntos uno en frente del otro o tumbados en la cama sin decir nada,
yo siento que puedo, que nada puede vencerme, que tú de una forma u otra eres la fuerza
y que te quiero en mi vida da igual el concepto o el lugar que quieras ocupar.
En este tiempo me he dado cuenta de muchas cosas,
la más importante.
Que mis preguntas no quieren respuestas.
Que con una mirada tuya me basta para saber todo lo demás.
Que yo solo quiero que estes.
No quiero nada más.
Y ya me lo has demostrado, que si grito, apareces.
Pero no quiero engañarme más.
También sé que nunca serás para mí.
Y la verdad es que eso ha dejado de ser importante desde este preciso momento.