Nada más importa

Hay un momento de tu vida en que las cosas simplemente parecen no importar más. El mundo podría acabarse ahora que Tú no te darías cuenta. Entonces, Tú te preguntas qué haces en determinado lugar, y deseas que el tiempo te conteste, pero exige eso mirando para el cielo. El individuo se siente al que un pez fuera del agua. Y, nada más tiene sentido, ni Tú tampoco los demás. Lo peor de todo es que no hay una edad para que esto te suceda.
Se mira el pasado y sólo se ve errores, muchos. Se vira la cabeza para el otro lado, el presente, y se ve un/a fracasado/a. Se intenta mirar lo que está de frente y se va la esperanza partiendo para un lugar cualquier, pero sin Ti, pues el futuro es obscuro, un poquito misterioso, y tu miedo de correr el riesgo en reparar algo te deja melancólico/a, por recelo de que vas a fallar nuevamente. Cuando se está acostumbrado a perder se prefiere, muchas veces, dejar todo como está, porque una desilusión podría desarreglar tu emocional que se esfuerza para aceptar una “utopía”.
Las personas pueden desilusionarse por todo o por nada: la pérdida de un amor, la vida profesional que no anda bien, la depresión etc. Pero, seguramente nada debe ser más fuerte de lo que la propia vida para hacer con que uno desista de sí mismo.
¿Dónde está Dios (que parece ver desde un palco tu derrota)? ¿Será que Él se te olvidó o ha sido al contrario? ¿Será que Él no te ha dejado un poquito solo/a para saber si Tú Lo recordarías en algún momento? ¡Al menos en el dolor sí! A veces la vida del ser humano cambia de lo bueno para lo malo y viceversa.
Parece que todo te fuga: la suerte, la familia, los amigos. Hasta Tú mismo te gustarías ir para algún lugar el cual nadie jamás te encontrara, para empezar del “cero”. Este es tu verdadero “Yo”, que está colocando la culpa en los demás, cuando en el fondo quiere renunciar tu grupo. Quizás el individuo todavía no ha percibido, pero ya está en el “cero”. De este modo ya no falta más nada para recomenzar.
Hay personas que piensan que las cosas son simplemente mágicas: excluir tu gente al suponer que todo estará resuelto. ¡Ojalá! Sin embargo, las cosas son más difíciles de lo que se imagina. Son los pocos y verdaderos amigos que te ayudan a remar contra la corriente la cual estás viviendo. Pero, el orgullo no te permite ver eso y entonces te ahogas en el ostracismo.
La tristeza invade a uno y según parece la soledad es la única compañera. Cuando se está solito/a el orgullo entra si pedir el permiso. Tú rechazas todo alrededor. Ya no hay más porque reír tampoco llorar. Aquellos que podrían estar a tu lado para compartir de tus momentos se fueron. Tal vez no Tú estés más contigo. No se puede decir que el individuo es digno de pena apenas porque sufre. Muchas veces es la propia persona que actúa en su contra. Probablemente esto es uno de los peores crímenes o pecados que el ser humano hace a sí mismo, que es el único aliado, pero en ciertos casos prefiere ocupar la posición de un enemigo dificilísimo de ser vencido.
No siempre es necesario tener una bola de cristal para saber cuando se sigue un camino errado. Hay cosas que están escritas para cualquier persona ver. Sólo es preciso tener un poquito de juicio para mirarlo, y nada más.
Para que los demás te vean de otra manera hay que ser de dentro para fuera y no al contrario. Pues, las personas miran aquello que les muestran. No se puede ver de fuera para dentro, porque es lo mismo que alimentarse de lo ajeno para la autoafirmación.
Conténtese en curarse solito/a, porque no todos van a ofrecerte un apoyo, hasta porque es muy probable que no sepan de tu tristeza, ya que haces todo para esconderla.
¿Si a ti nada importa, por qué a los demás debería importar?