SinopsisPetra Delicado y Garzón en el caso de la muerte de un modélico empresario barcelonés, que la policía cerró en falso cinco años atrás. Ambos tendrán que adentrarse en los aspectos menos confesables de la vida profesional del difunto, y con la ayuda de la única imputada en el caso, una joven prostituta todavía amedrentada, acceder a la pista italiana de una trama mucho más intrincada de lo que parece.
AutorAlicia Giménez Bartlett nació en 1.951 en Almansa (Albacete). Estudió Filología Española en la Universidad de Valencia y se doctoró en Literatura Española en la Universidad de Barcelona, ciudad en la que reside desde 1.975. Ha publicado, entre otras, las novelas Exit, Una habitación ajena (Premio Femenino Singular 1.997), Secreta Penélope, Días de amor y engaños y Donde nadie te encuentre (Premio Nadal de Novela 2.011).
Con la serie protagonizada por la inspectora Petra Delicado se ha convertido en una de las autoras españolas más traducidas y leídas en el mundo: Ritos de muerte, Día de perros, Mensajeros en la oscuridad, Muertos de papel, Serpientes en el paraíso, Un barco cargado de arroz, Nido vacío y El silencio de los claustros.
Ha recibido los prestigiosos premios Grinzane Cavour en Italia y Raymond Chandler en Suiza.
Argumento
A la inspectora Petra Delicado y al subinspector Fermín Garzón les ordenan que reabran un caso de cinco años atrás, porque así lo ha solicitado la viuda ante el juez.Alfonso Siguán, un empresario catalán, fue hallado muerto cuando se encontraba con una prostituta.Antaño, fue acusado del asesinato el chulo, pero a éste le mataron dos meses después en Marbella.Delicado y Garzón tienen que investigar un asesinato en el que lo primero que tienen que hacer es encontrar a la prostituta que fue hallada junto al muerto en la escena del crimen.
¿Qué es lo que "nadie quiere saber"?.
- Estamos convencidos de que un poli de homicidios es un tipo armado y entrenado para hincarle el diente a un cadáver reciente, templado aún. Pero no, resulta que esos teóricos especialistas del tiempo presente son proyectados hacia lo remoto para buscar asesinos que se esfumaron, convertidos en volutas de aire. Curioso, el pasado no es sólo el campo de trabajo de historiadores y poetas, es el nuestro también. El mal tiene su arqueología. A este quehacer se le llama «reabrir un caso», una expresión que conlleva reminiscencias de segundas oportunidades, de nuevos hallazgos fulgurantes, de volver a empezar con ímpetus remozados. Sin embargo, casi nunca es así. Un caso reabierto es tremendamente difícil de investigar porque, como es bien sabido, el tiempo todo lo borra.
- Su esposo, de nombre Adolfo Siguán, un empresario textil de setenta años, había sido liquidado en circunstancias sexuales escabrosas. Su cadáver se halló en su casa, adonde había acudido en compañía de una joven prostituta de bajo caché. Las culpas recayeron sobre el chulo de ésta; pero fue encontrado muerto a su vez en Marbella, días después. Aunque se siguieron pistas aparentemente seguras, la investigación se cerró en falso: el supuesto culpable nunca pudo contar lo que ocurrió. La prostituta pasó un tiempo en chirona por una complicidad que ni siquiera pudo demostrarse y después todo quedó difuminado por el paso de los meses y los años. Hasta el presente en que, el subinspector y yo, heredábamos un muerto remoto que había permanecido silencioso y, se supone, resignado a su suerte.
Tenéis que tener en cuenta que siempre tendemos a comparar, queramos o no, y en esta ocasión todas las novelas son de géneros similares, por lo que nos resulta mucho más fácil hacerlo. Y Nadie quiere saber es para mi gusto, y sin ningún género de duda, la mejor de todas las leídas hasta ahora para el reto.
El problema se plantea cuando lo cierras y te preguntas ¿y ahora que escojo que esté a la altura? Y empiezas uno y lo abandonas, y otro y también; hasta que dices: se acabó; retoma aquél que dejaste porque de aquellas andabas un poquito más espesa de la cuenta. Y eso es lo que hice: darle una nueva oportunidad a La venganza de la valquiria. Pero eso va en otro entrada.
Quiero pedir disculpas porque esta reseña no va a estar a la altura de la novela, principalmente porque tengo muchas cosas que decir, pero me las tengo que guardar. En este caso, cualquier detalle que se me escape puede destriparla entera.
Ésta es la novena entrega de la serie protagonizada por Petra Delicado y Fermín Garzón. No es necesario leerlas ordenadamente, pero sí recomendable, porque así vamos conociendo poco a poco la vida de ambos, que para la autora es casi tan importante como la trama en sí.
Según he leído, el argumento está basado en un hecho real, pero la autora lo reinventa incluyendo a la mafia como un elemento importante de la trama, y nos narra una historia sórdida en la que aparecen expuestas esas miserias humanas que... (para saberlo no te servirá mi entrada).
Con el título, la autora rinde un homenaje a sus lectores italianos haciendo referencia al código mafioso de la Omertà.Ambientada en las ciudades de Roma y Barcelona en el año 2.012, la novela está estructurada en 24 capítulos.Escrita en primera persona, por un narrador protagonista, Petra Delicado, siguiendo un orden cronológico lineal, tiene un estilo muy cuidado, con un vocabulario muy rico (hacía tiempo que no veía yo en un libro palabras como, por ejemplo, decurso) y una prosa muy elaborada, pero concisa y sin florituras, narrándonos solamente lo esencial.
La trama es tan compleja como sólida, sin ninguna fisura por ningún lado ni nada que nos chirríe, y en ella la historia va fluyendo con naturalidad; todo está medido y pensado milimétricamente, y a pesar de las derivaciones imprevistas que van apareciendo a lo largo de ella, Bartlett consigue enlazarlas todas de un modo perfecto.El ritmo ágil, gracias a la abundancia de diálogos, que son hilarantes y muy ocurrentes, porque los dos protagonistas tienen un sentido del humor muy particular, socarrón, irónico y mordaz, a la escasez de descripciones, al empleo de los giros narrativos en el momento oportuno, y a la forma de narrar de la autora, que hace su lectura muy ligera, un auténtico "pasa-páginas".
Los personajes principales muy bien caracterizados, con un profundo análisis psicológico, y los secundarios, abundantes, también bien logrados. Petra Delicado es una mujer casada por tercera vez, cuyo marido, Marcos, un arquitecto, tiene cuatro hijos de relaciones anteriores; tiene un carácter bastante complicado (la autora ha hecho un oxímoron con éste y su apellido): es muy dura en su trabajo, pero a la vez es muy sensible en su vida personal (cuando es capaz de separar un mundo de otro, algo que raramente consigue). Fermín Garzón está casado con una mujer rica que intenta "culturizarle" un poco; es el contrapunto perfecto para su jefa y el único capaz de hacerla reír a carcajadas. Y la ciudad de Barcelona, una vez más, como un personaje principal. En cuanto a los secundarios "conocidos", Marina, la hija pequeña de Marcos, es adorable.Alicia Giménez Bartlett, por boca de Petra Delicado, reflexiona sobre algunos asuntos, como por ejemplo el tema de la maternidad y como las mujeres, según ella, que es más fría en algunas ocasiones que un témpano, dejan de ser profesionales para convertirse exclusivamente en madres, o el "politiqueo" en la policía (a los jefes les interesa exclusivamente "salir en la foto"), sin olvidar el tema del amor y la pasión.
Hay algo que me ha llamado mucho la atención, y que no quería dejar de comentar: la autora, creo que un par de veces, utiliza la frase "en mi país". ¿Por qué no dice en España?. No estoy pensando en nada político, pero me gustaría salir de dudas si alguien lo sabe.Los escenarios y ambientes muy bien conseguidos, con esos paseos de Fermín por la Ciudad Eterna, pero lo mejor las escenas en "La Jarra de Oro", el bar que todas las comisarías tienen enfrente, que se convierte en un personaje más de la obra, y las de los interrogatorios.El desenlace, con un giro argumental insospechado, es, además de inesperado, brutal, en las dos acepciones del término.
Para terminar, solamente me resta decir que me reafirmo en lo que vengo manteniendo últimamente: en España se hace novela negra de muchísima calidad, y aunque yo sea una incondicional de algunos nórdicos y de Coben y Connelly, cada vez estoy más convencida de que los nuestros están a su altura y que incluso, en algunos casos, los superan.
- Para subir una escalera sin riesgo de caída no hay que saltarse ningún peldaño.
Valoración: 10
Leído el 13 de Febrero de 2.013