Os voy a contar a grandes rasgos la historia de esta preciosa perrita de raza pastor vasco que se llama, Nala.
Pero vayamos por partes.
Como ya sabéis hace unos meses que vivo en Pamplona y poco a poco voy conociendo la zona dándome largos paseos. De natural soy extrovertida y me gusta hablar con la gente que me encuentro, ya sea en el supermercado, en el paseo o en la vecindad. Por eso esta tarde vi llegar a lo lejos a una chica con su perra, un cruce de bodeguero y no recuerdo muy bien la otra raza. Como amante de los animales, cuando estuvo cerca me acerqué a acariciarla. Era, Mia, una preciosa perrita con una vitalidad enorme. Como llevábamos el mismo camino su dueña y yo nos saludamos y caminamos juntas mientra Mía corría por el campo.
A veces hay personas que se cruzan en tu camino y sin apenas conocerlas a los pocos minutos hay una conexión especial y es como si las conociéramos de toda la vida.
Así me ha ocurrido a mi con, Yolanda, la dueña de Mía. Hemos charlado largo rato de nuestras cosas, de los problemas de la vida, de la sociedad actual, de la educación...
Un agradable paseo en muy buena compañía.
Ya cerca de casa, apareció Nala y su dueña, Natalia.
Natalia y Yolanda se conocían y se han saludado y también, Nala y Mía.
Nala acaba de estrenar un bonito abrigo y estaba muy atractiva. Yolanda le ha preguntado a Natalia donde le había comprado porque le gustaba para, Mia.
Así hemos estado un buen rato charlando mientras con el móvil hacía unas fotos.
Y así ha surgido la idea de hacer una entrada en mi blog, cuando me he enterado de la historia de Nala. A Nala y su hermana las encontraron en el monte. Eran dos preciosos cachorros que no se sabe muy bien como estaban allí. Si los habían abandonado, si se habían perdido...
Esta raza se utiliza para cuidar rebaños por la zona.
La Protectora de Etxauri se hizo cargo de ellos y es así como, Natalia decide adoptar a Nala.
Desde el primer momento, Nala fue una perrita muy temerosa y asustadiza que se escondía para sentirse segura.
No lo debió pasar bien a pesar de su corta edad antes de ser rescatada. Incluso hoy le cuesta acercarse con confianza .Con enorme paciencia, Natalia y su familia la van dando el afecto necesario para que se recupere de sus traumas y emprenda una vida nueva.
Sus preciosos color canela desprenden una ternura infinita mientras me observa temerosa hacerle las fotos. Cada clic de la cámara le incomoda. Como si un miedo ante lo desconocido se hubiera adueñado de ella y no confiara en nada ni nadie.
Me acerco despacio para acariciarla mientras me agradece el mimo.
Un poco más allá está, Mia, que posa como una artista de cine al lado de un graffiti.
Me cuenta Natalia, que un día que su hija llevo a, Nala al área que el Ayuntamiento ha habilitado donde pueden estar los perros y sus dueños, de repente apareció una perra igual a ella. Nala que todavía era muy tímida y recelosa, empezó a mover el rabo y se acercó a saludar al nuevo visitante. Su alegría era enorme, saltaba, corría , lamía a la perrita como si fueran grandes amigas y le hiciera muy feliz aquel encuentro fortuito. La hija de Natalia no podía creer aquel cambio repentino y le preguntó a la dueña de donde había venido su perra. No había dua, se conocían y se amaban. El destino había hecho que, Nala recuperase a su querida hermana, pues lo habían recogido de la misma Protectora.
Nala, por fin tiene un hogar, una familia que la quiere y a su hermana cerca. No podía haberle sonreído la vida de mejor manera.
Le digo a Natalia emocionada que que suerte ha tenido,, Nala de encontrarla y me contesta con enorme seguridad que la suerte ha sido suya por haber encontrado a, Nala.
Cae la tarde y a lo lejos vienen corriendo un par de cachorros con sus dueños. Nala y Mira, se suman a la fiesta y el prado se llena de vida.
No cabe duda de que los animales sienten, como seres vivos que son. Pero además nos dan lecciones a los humanos que ya quisiéramos...
Me despido de mis nuevas amigas y sus preciosas perritas. Este mundo nuestro está muy necesitado de gente que vaya llenando los caminos de bondad y yo hoy me he encontrado con dos estupendas mujeres a las que dedico esta entrada.