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Nanking! Nanking! (Lu Chuan, 2008)

Publicado el 05 julio 2009 por Babel

Nanking! Nanking! es un film que recrea los acontecimientos sucedidos en 1937 en esta ciudad, la por entonces capital china, asediada y devastada en el marco de la Segunda Guerra Chino Japonesa. Una masacre brutal a cargo del Ejército Imperial nipón (aliado de Alemania) en la que murieron cerca de 300.000 personas en sólo unas semanas, de la que no escaparon ni militares ni civiles, niños o mayores, hombres o mujeres, constituyendo uno de los episodios más dantescos de la Historia Contemporánea. Narrada en blanco y negro, a base de secuencias largas y sin apenas música, la película está propuesta a modo coral siguiendo la suerte de diversos personajes que encauzan la trama. A partir de un soldado chino que intenta organizar una resistencia mínima al cerco japonés, Lu Chuan nos muestra en confrontación las situaciones y el papel jugado por los distintos personajes, desde el chino colaboracionista capaz de cualquier cosa por la seguridad de su familia, el oficial japonés Kadokawa (al mando de la intervención), el papel de la mujer en la resistencia (pocas veces abordado en una película oriental), o la maestra u otros residentes de la zona de seguridad protegida por John Rabe, un personaje real  recientemente recreado en la película alemana homónima de 2009, que se presentó este año en el Festival de Berlín, miembro del partido nazi y al que se le atribuye la salvaguardia de la vida de más de 200.000 chinos; aunque en Nanking! Nanking!, lejos de representarlo como el “Oscar Schindler de China”, se le retrata como un hombrecillo pusilánime, incapaz de mediar en el conflicto, que acaba aceptando marcharse a fin de proteger su propia vida.

La película comienza con la entrada del ejército japonés en la ciudad,  dispuesto a eliminar cualquier vestigio de resistencia y matar a todos los soldados chinos que hallen en el camino. Posteriormente, asistimos al racionamiento de los recursos y la implantación del terror entre los habitantes. Las escenas son brutales, desgarradoras, crueles… sin embargo, las imágenes poseen una belleza visual tan extraordinaria que invitan, por sí solas, a continuar viendo la película, desmarcándose de cualquier producción occidental al uso, a pesar del horror sobre el comportamiento humano mostrado in crescendo a medida que pasan los minutos. Además, aún habiendo momentos en los que da la sensación de falta de hilo conductor entre las diferentes historias que narra, a riesgo de convertirse en un mero recreo de crueldades, la película logra aunarlas  y mantener el interés, probablemente porque el director no cae en el recurso fácil de satanizar por completo al invasor y elevar la víctima a la categoría de héroe, recurso del que ha abusado más de un film bélico hollywoodense, incluso europeo, logrando la sensación de que los hechos están tratados con la objetividad suficiente de esa verdad, muchas veces incómoda, que  a ninguna de las partes termina de satisfacer.

Lo cierto es que se trata de una superproducción de China Film Group, Stella Megamedia, Hong Kong’s Media Asia y Jiangsu Broadcasting que ha contado con un holgado presupuesto de 12 millones de dólares,  estrenada  en las salas chinas el pasado mes de abril, que ha sido un éxito de taquilla y que habrá pasado convenientemente los filtros de la censura de un gobierno que no es seguramente el más indicado ni disfruta de autoridad moral para mostrar masacres de autoría ajena (por más reales que sean y pese a las víctimas, siempre inocentes) sin haber hecho jamás atisbo autocrítico alguno de unas cuantas con las que carga a sus espaldas. Pero también es cierto que Lu Chuan ha abierto con la película un debate social en China sobre esta y otras realidades históricas, que ha recibido amenazas de los sectores más conservadores de su país que le acusan de simpatizar con los japoneses, y de estos últimos que le tachan de exagerar convenientemente los sucesos. A mí, personalmente, al margen de una polémica en la que no quiero entrar, pues no creo poseer los suficientes conocimientos sobre los hechos para juzgarla, me gustó mucho y me parece altamente recomendable, por su enorme factura técnica y porque se trata de una magnífica película de guerra que se aleja de la narración habitual de un film de acción y también del melodrama de tantos otros sobre genocidios, relatando con acierto y objetividad unos hechos desde la perspectiva de lo terrorífico del comportamiento humano cuando goza del poder absoluto para decidir entre la vida y la muerte de las personas que estaban ahí porque la vida y la Historia quisieron caprichosamente colocarles.

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