Vía: NOAA.-
Un pequeño accidente en la boya petrolera de José Ignacio nos recordó lo delicada que es la situación ante un evento mayor en nuestro país. El vertido accidental de hidrocarburos en aguas es uno de los grandes problemas que aún distan de tener soluciones definitivas. El problema es muy complejo ya que las posibilidades de acción dependen de varios factores, todos ellos muy decisivos. En primer lugar dependen del tipo y propiedades del hidrocarburo vertido. No es lo mismo el crudo, mezcla compleja, pesada y densa, que un combustible liviano. El segundo factor clave es el volumen del vertido, lo que establece tres escenarios distintos. Una cosa es un vertido puntual que se puede observar en la operativa portuaria normal, otro el escenario que un accidente en plataforma petrolera como el de Deepwater Horizon. El tercer aspecto clave esta determinado por las condiciones hidrológicas y meteorológicas de la zona afectada. Por si fuera poco las soluciones convencionales de adsorventes y dispersantes no sólo no soy óptimas o de carácter universal sino que poseen, en determinadas circustancias, efectos adversos sobre el medio ambiente. Los métodos adsortivos convencionales generan pasivos ambientales del mismo orden que el problema original al no poder ser reutilzados, por ejemplo.
Una solución óptima debería ser altamente selectiva para hidrocarburos (esto es hidrófoba), poseer una alta capacidad de adsorción, poseer baja densidad (para poder flotar), de ser posible reutilizable y altamente estable para poder ser almacenado por un largo tiempo... en fin, todo un problema de diseño de materiales para los cuales las nanotecnologías han desarrollado diversas soluciones: aquí la columna de nanotecnología en M24.-