Narrando desde la muerte: algunas recomendaciones literarias
Publicado el 02 noviembre 2010 por Luigi El Faro @LuigiElFaroA propósito de la celebración del Día de Muertos queremos compartir con ustedes algunas recomendaciones de novelas, cuentos y otros textos que tratan sobre este gran misterio humano: la muerte.Más allá de las recomendaciones típicas y que probablemente ya muchos hallamos leído, como: Pedro Páramo, de Juan Rulfo; Aura, de Carlos Fuentes o los Cuentos de amor, de locura y de muerte, de Horacio Quiroga les presentamos a continuación algunas otras obras, quizá un poco más desconocidas, pero cien por ciento recomendables y, sobre todo, que podrán encontrar en el Bibliocafé Ing. Óscar Manuel Saucedo en La Red de Ámbar.
Comenzaremos por una novela del brasileño Joaquín María Machado de Assís (1839-1908) (ojo, no confundir con el poeta Antonio Machado) que lleva por título: Memorias póstumas de Blas Cubas publicada en 1881. Ya desde el título, esta obra llama la atención por la paradoja que presenta, ¿cómo puede alguien escribir sus memorias póstumas? Y por si nos quedaba alguna duda, el título del primer capítulo nos aclara todo: “Fallecimiento del autor” y rematamos por la primer frase de la novela: “Algún tiempo vacilé si debía abrir estas memorias por el principio o por el fin; esto es, si pondría en primer lugar mi nacimiento o mi muerte. Aunque sea habitual empezar por el nacimiento, dos consideraciones me llevaron a adoptar distinto método: la primera, que yo no soy propiamente un autor difunto, sino un difunto autor, para quien el sepulcro es una cama más; la segunda, que el relato resultará así más novedoso y agradable”. A partir de este punto el “difunto autor” Blas Cubas nos cuenta su vida y peripecias en un tono siempre alegre y jocoso, burlándose de su propia muerte pero, sobre todo, recordándonos a cada paso su calidad de muerto.
A continuación hablaremos de otra novela: La amortajada, publicada en 1938 por la chilena María Luisa Bombal (1910-1980). En esta breve pero muy entretenida novela, la protagonista, Ana María, nos va contando desde la muerte la historia de su vida a partir de los personajes que van apareciendo en su propio velorio y funeral; a la vez que nos narra de manera inigualable el propio sentimiento de la muerte: “Lo juro. No tentó a la amortajada el menor deseo de incorporarse. Sola, podría, al fin, descansar, morir. Había sufrido la muerte de los vivos. Ahora anhelaba la inmersión total, la segunda muerte: la muerte de los muertos”.
No podemos dejar de recordar en estas recomendaciones a la mexicana Elena Garro (1920-1998), en cuya obra es redundante el tema de la muerte, como por ejemplo en su novela Los recuerdos del porvenir, en la que enmarcada por completo en la corriente de lo real maravilloso, un pueblo narra su propia historia y la de sus habitantes en medio de la Guerra Cristera; sin embargo, el ejemplo más significativo respecto al tema de la muerte lo encontramos en su obra de teatro Un hogar sólido. El escenario en que sucede la obra es una cripta familiar donde todos los parientes difuntos se reúnen para recibir a la nueva “habitante”: Lidia. Para muestra, este diálogo que Vicente, tío de Lidia, le dice al recibirla: “¿Lili, no estás contenta? Hallarás el hilo y hallarás la araña. Ahora tu casa es el centro del sol, el corazón de cada estrella, la raíz de todas las hierbas, el punto más sólido de cada piedra”.
Por último, hablaremos de otra novela más reciente: La noche de las hormigas (1997) de la mexicana Aline Pettersson (1938) en la que somos testigos de las inacabables horas de agonía de un hombre que espera la muerte después de sufrir un disparo en un asalto; en su propia voz podemos leer una serie de reflexiones sobre la vida, la muerte, el amor... todo mezclado con otra voz narrativa que retoma una leyenda griega, la boda de Ifigenia con Aquileo y nos habla de otra espera, la de Ifigenia para encontrarse con su amado. “En la penumbra, el hombre exangüe parece un bulto al pie del fresno, ajeno a aquello que lo circunda. La vida prosigue en otra parte. En cualquier otra parte, más allá del desequilibrio por el que sus funciones lentamente se truncan, como truncos están los caracoles que flanquean a la mujer de la fuente. El tiempo cercenó la argamasa que les dio figura. Y la espiral, remedo y nostalgia del eterno retorno, fue mutilada no obstante que la permanencia de las cosas suele ser más larga que el breve tránsito humano”.
Sin duda hay muchos más cuentos, novelas, obras de teatro y poemas que hablan de la muerte; sin embargo, por ahora dejaremos hasta aquí esta lista de recomendaciones y los esperamos en el Bibliocafé para que disfruten su lectura.
Ana Laura Saucedo
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