Avisos clasificados
Nasrudín perdió un magnífico y costoso turbante.
—¿No te sientes abatido, Mullah?, le preguntó alguien.
—No, me siento confiado. Verás, he ofrecido a quien lo encuentre una recompensa de media pieza de plata.
—Pero... quien lo encuentre, seguramente nunca se desprenderá del turbante, que vale cien veces más que la recompensa.
—Sí, ya pensé en eso. En el anuncio puse que era un turbante viejo y sucio, y no el verdadero.