Revista Literatura

Nasrudin

Publicado el 02 enero 2015 por Chesaudade
Medios poco ortodoxos
Cuando Nasrudín era juez, comparecieron ante él tres sospechosos en un proceso por robo con allanamiento de morada. No había testigos oculares ni ninguna prueba evidente para identificar cuál de los tres era el culpable.
Entregando a cada uno de ellos un pedazo de cuerda, el Mullah ordenó que aparecieran ante él al mismo tiempo al día siguiente:
—Dos de los pedazos seguirán igual, pero la cuerda del ladrón crecerá un palmo por la mañana, observó Nasrudin.
Aquella noche, los dos hombres inocentes durmieron profundamente, pero el culpable daba vueltas agitado, atormentado por su conciencia. Finalmente, saltó de la cama y cortó un palmo de su cuerda. Cuando los tres hombres se presentaron en el tribunal al día siguiente, el juez examinó sus cuerdas. Dos de los trozos seguían igual, el tercero era un palmo más corto. El ladrón estaba identificado.
—¡No puedes acusarme con esa prueba tan poco ortodoxa!, vociferó cuando Nasrudín se disponía a dictar sentencia.
—Muy bien, respondió el juez. Entonces llegaremos al veredicto por medios ortodoxos. Quitad a este hombre la camisa y utilizaremos la cuerda para hacerle confesar por segunda vez.
Al oír esto, el hombre confesó inmediatamente.

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