El Mullah Nasrudin compró una hermosa casa en un pintoresco lugar, lejos de la civilización, en lo alto de las colinas.
De vez en cuando, y de improviso, preparaba las maletas para abandonar la ciudad e irse a su casa en las colinas, y desaparecer durante días. A veces durante semanas, a veces durante meses.
Y tan repentinamente como solía desaparecer, tan repentino era el regreso a la ciudad, impredecible, sin previo aviso o notificación.
Cuando se le preguntó la razón de su comportamiento errático y caprichoso, Nasrudin explicó:
-Tengo una mujer allá arriba en las colinas que cuida de mi casa. Ella es la mujer más fea, horrible, repulsiva, repugnante y nauseabunda.
Sólo una mirada en ella y uno siente ganas de vomitar.
Siempre que llego, se ve tan horrible! Pero poco a poco, lentamente, después de unos pocos días, no es tan horrible. Luego, tras tantos días y días de soledad, ella no parece tan indeseable. Y con tanto tiempo en reclusión solitaria, llega un día que empiezo a ver cierta belleza en ella, y hasta atraído de una mujer tan fea y repugnante.
Y eso es peligroso.
Así que el día que empiezo a ver belleza en esa mujer horrible, sé que es hora de escapar de mi mundo virtual en las colinas.
Ya es suficiente. Es hora de volver al mundo real.
Así, que preparo mis maletas y regreso rápidamente a la ciudad.