Una vieja manta
Con motivo de su cumpleaños, Tamerlán obsequió a cada uno de sus cortesanos con una enorme caja. Cuando los consejeros y la nobleza abrieron sus regalos, encontraron ropas cosidas con hilo de oro y adornadas con piedras preciosas. Pero cuando el Mullah Nasrudín, que recientemente había perdido el favor real, desenvolvió su regalo encontró una vieja manta de asno en su interior.
—Compasivo Alá, gritó, presencia la generosidad de Tamerlán, que
ha honrado a su siervo con el manto que se ha quitado de su propia espalda.