Sermones y sentencias
-Qué sucede, esposo mío, van varios días que no te quejas de la vida.
-Me contaron en la plaza de la aldea que el imán solicitó el puesto de juez, contestó Nasrudin.
-¿Y por qué eso te hace feliz?
-No me hace feliz, todo lo contrario, observó el Mullah. Tan solo estoy tratando de disfrutar de la vida hasta el desgraciado día que su deseo se cumpla. Ay... piensa lo dura que será la vida cuando sus sermones se conviertan en sentencias.