La primera vez que fui a un restaurante libanés lo que más me sorprendió, además de su decoración y sus riquísimos platos, fueron estas natillas libanesas.
Cuando las ví con pistachos picados por encima y miel pensé que esas natillas no me iban a convencer demasiado, pero cuando las probé mi opinión cambió radicalmente.
A medida que la iba probando crecía mi curiosidad por conocer cómo se elaboraban unas natillas blancas… ¿sería que no llevaban yemas?, ¿una natilla sin yemas y sólo claras? No! tenía una textura cremosa y no la de un suflé…
La combinación de los pistachos salados, la miel de azahar y la crema de arroz es perfecta. Desde aquel día pasó a ser mi postre favorito.
Me pasé meses buscando esa receta, hasta que la encontré!!
Las primeras veces que la hice (hace años y sin thermomix) la hize de manera tradicional, pero sospechando que el resultado sería mejor todavía si la elaboraba en mi thermomix, quise adaptarla a mi preciado robot, y comprobé que mis sospechas eran totalmente acertadas.
Y aquí está el resultado:
Ingredientes:
- 1 litro de leche desnatada o semidesnatada
- 50 gr de maizena
- 50 gr de harina de arroz
- 45 gr de fructosa o 90 gr de azúcar moreno o cualquier otro endulzante
- pistachos picados
- miel de azahar
Preparación con Thermomix:
Introducir en el vaso todos los ingredientes excepto los pistachos y la miel. Programar 6 minutos a 90º y velocidad 4.
Verter en recipientes individuales y decorar (sólo al momento de servir) con los pistachos que hemos picado con varios golpes de turbo en el vaso bien seco y con unos hilitos de la miel de azahar.
Preparación sin Thermomix:
Poner un cazo a fuego medio y cocinar la leche, la fructosa o azúcar y las harinas (previamente diluidas en parte de la leche). Removiendo con una varilla para evitar que se pegue al fondo, esperar a que espese.
Cuando tenga consistencia de natillas poner en moldes individuales y meter en el frigorífico.
En un mortero o picadora, picar los pistachos (pelados, claro está) y decorar nuestras natillas sólo antes de servir, para que el pistacho no reblandezca. Terminar con unos hilos de miel de azahar.
Merece la pena hacerlas y sobre todo escuchar a nuestros comensales preguntar: ¿una natilla blanca?¿sin yemas?¿y con sabor a arroz?… Y ya nos podremos reír, porque conocemos las respuestas y serían difíciles de adivinar.
Es lo divertido de la cocina!!
Para endulzar cualquier postre debemos saber que la equivalencia entre la fructosa y el azúcar común es la mitad; es decir, si en una receta hay que poner 100 gr de azúcar blanca, tenemos que añadir 50 gr de fructosa.
La equivalencia entre el azúcar moreno y el azúcar blanca es prácticamente la misma, aunque eso también dependerá del azúcar moreno que usemos, porque he de advertir que la mayoría del azúcar moreno que se vende en supermercados no es más que azúcar blanca “pintada”con extracto de melaza . Así que no nos dejemos engañar y asegurémonos que es azúcar moreno integral. La mejor manera de averiguarlo es comprobando que sea oscura y pegajosa, esa sí es la auténtica.