Natural y espectral

Publicado el 05 junio 2015 por Sara M. Bernard @saramber

De nuevo el cielo protector cae sobre mí,

obligándome a tirar la pala

con la que cavaba mi tumba...

¡Cuántas veces los ángeles

se volvieron a observarme,

tratando de hacer su obra de caridad del día! [...]

Decido entrar un momento, pasar por la tumba de la hermana de Picasso, pero la señora me llama con insistencia y evidentes ganas de charlar, allí enmedio. Le calculo unos 50 años, es delgada y bajita, con camiseta veraniega a rayas rojas y blancas y un sencillo colgante de oro de la Virgen del Pilar (pilar incluido) en miniatura, por lo que presupongo -confirmo después- que se llama Pilar. En vez del pasillo de tránsito, de forma respetuosa, Pilar se va moviendo hasta que nos quedamos plantadas en la tierra, en el centro de ese huerto salvaje (pisando tumbas), a los pies de una simple losa de mármol con letras plateadas, relimpia, centelleante, que contrasta con la que tiene al lado, de granito gris y que empieza a hundirse por una esquina.
Así me entero de que el 5 de junio, hoy, cumpliría 45 años el que está en esa tumba, su hijo primogénito, fallecido en la juventud por accidente, y que lo tuvo a los 18 años -detalle que da paso a una larga divagación mutua sobre la porquería actual de hijos a los 30 pasados por la dificultad económica insalvable-. Las cuentas no me salen y coincidimos en nuestra sorpresa: ella tiene más de los 50 que calculaba (63) y yo más de los 20 y algo que ella me calculaba (36).

Amor y política; crisis económica; estudiar y aprender, si yo tuviera tu edad estudiaría periodismo para investigar muchas cosas, mira cómo está esto, que parece un huerto salvaje (desniveles en el terreno y espacios vacíos en la hierba, señalados con macetas de hojas verdes que indican sepulturas perdidas; sí, parece un huerto salvaje),
hay que disfrutar de la vida.

A miles de kilómetros, a varios centenares de metros, los editores beben vino tinto del caro sin saber de mi existencia pero toda importancia ante este hecho se desmorona: quiero, querré, unas letras plateadas como esas, una inscripción que detalle con exactitud que, ahora, voy a cumplir dos años de edad (por segunda vez), que es el aniversario de la publicación del primer libro después de 20 años haciéndolos, es el aniversario en el que empecé a hablar hace 34, en el que empecé a hablar hace dos.