Mañana os desearé Feliz Navidad. Hoy voy a hablaros de que pienso hacer en estos días unas navidades alternativas, muy pasadas de moda. Unas navidades de rezar.
Me siento cada vez más alienado, más extraño de las navidades de fiesta por que sí. No sé que se celebra: ¿paz, amor familia y felicidad? Si eso fuera así, ¿por qué caemos en una vorágine consumista? No soy pez que le guste ser arrastrado por la corriente. Quizás sea esa la razón, mi propia tozudez y nada más. O quizás sea otra cosa: a lo largo de los años, al contrario que el rumbo general, me hecho cada vez más religioso.
Miro con menos simpatía que pena estas navidades del reventarse a comida. No soy ni el primero ni el último que lo advierte: ¿qué tiene que ver todo eso con el niño que nació en el portal? Quizás, hoy, lo mismo entonces no había sitio en la posada para Él.
Y vale ya de lamentarse.
Una Navidad de rezar
Rezar es una forma especial de amor y yo me quiero entregar a ella en estos días: Morning Prayer, Evensong, como mínimo y después todo lo que salga. ¿Qué para qué servirá? ¿Y yo qué sé? ¿Tiene que servir para algo el amor?
Foto CC –by Beaman Kolb