Ya por la mañana, estaba nervioso, así que sin detenerse a desayunar, Frank salió temprano al encuentro del detective, ya compraría luego un donut o algo y lo mordisquearía en su despacho. Se preguntó si Ardura habría dado ya con Naomi. En cuanto al asunto del dinero, quería creer la teoría que acababa de montarse en la que todo debía ser un error del banco y de ahí la anomalía financiera. Pero esa teoría pronto se iría por el retrete.
Andaba deprisa hacia la oficina de Ardura, con un ritmo de marcha que contrarrestaba el fresco ambiente de la mañana. Al llegar, cuando apretó el botón del portero automático, le dio la sensación de estar tan cargado de electricidad como el aparato que estaba pulsando.
Ardura parecía ser un pájaro madrugador, pues le abrió al segundo y sin preguntar quien era. Frank no quiso esperar al ascensor, devoró los dos pisos casi sin ver las escaleras, tenía prisa por saber. Tardó un minuto en llegar hasta su puerta.
-Buenos días, señor Blackwell, pase.
Frank siguió a Ardura hasta su mesa tras cerrar la puerta. No podía aguantar más, tenía que preguntar:
-Señor Ardura, se sabe algo de ella?
-Antes de nada, vamos a tutearnos. Esta relación profesional puede prolongarse más de lo que suponía. Desde luego es más interesante de lo que parecía en un principio.
-Vale, no le entiendo muy bien, pero digame... Dime algo.
-Le responderé con una pregunta. Sabe quien es su socia?- Escupió Ardura encendiendo el primer cigarrillo del día.
-Si, Naomi Wolf, que pregunta es esa?
-La que corresponde para este asunto. Que sabes de tu socia antes de ser tu socia?
-No me parece que tenga que ver con que haya desaparecido. Pero si, sé que era policía en New York, pero lo dejó.
-En serio, eso crees?
-Si, que pasa, es que ha vuelto a ser policía, o es que ha aparecido?
-No, no la he encontrado aún, físicamente al menos, pero tengo un pequeño rastro. Concretamente el rastro de su pasado que dejo hasta un año atrás, pero que puede decirnos donde esta o donde no está.
-De que estás hablando, Ardura?
-Os he investigado a los dos, a ti y a tu socia porque en mi oficio tengo que saber con quien estoy tratando. tu pareces ser lo que dices, y lo que callas también. Lo del ejército te pega, tienes pinta. Pero ella, ella es otro cantar. Es veneno puro.
-Como que veneno? no tienes pistas de su paradero todavía?
-No lo se todavía. Necesito algo más de tiempo para saberlo. Pero he hecho mis deberes. Tu socia no dejó la policía, la expulsaron del cuerpo por corrupta. Sobornos, extorsión, drogas, intento de secuestro y quien sabe que otras cosas. La investigaron, en toda su trayectoria de cinco años no pasó un sólo día limpia.
-Eso no puede ser, la conozco desde hace un año, es una persona seria y no...
-Creelo, aquí en esta carpeta esta todo detallado en dos idiomas, noticias de prensa y otras fuentes. Un pequeño resumen documental . Luego te lo lees y resolveras un par de dudas.
-Pero, eso que dices es monstruoso... No se como...
-Ese es el problema, el no saber, la ignorancia es peligrosa. Pero vamos al asunto que nos ocupa. Puedo afirmar que no está en New York, y deduzco que desde que fundasteis el negocio no ha ido nunca allí.
-Esta si que es buena. Ella va a ver a su familia. De donde sacas que no va nunca a New York?
-Fácil, por dos motivos. Primero, no tiene ningún pariente vivo, ni allí, ni en ninguna parte. Y segundo, en Estados Unidos se la busca por sus delitos. Ella vino aquí huyendo de la Justicia de vuestro país, y quien sabe si aquí habrá retomado sus ilícitas costumbres. Eso explica porque vuestra empresa gana tanto dinero sin facturarlo. Aún es sólo una teoría, pero estarás de acuerdo que nada descabellada. Tenéis un negocio que es un lavadero de dinero negro.
Frank se estaba quedando blanco, cuanto más decía Ardura, más le costaba respirar. Tardo un buen rato en volver a articular palabra.
-Joder... Vamos a ver, Ardura. En ese caso, no habría que denunciarlo a la policía?
-Si, es una posibilidad, pero entonces tu irías derechito a la jaula sin miramientos. No se creerían que no sabes nada del asunto. Joder, casi no lo creo yo... En resumen, al haberte asociado con esa joya de mujer, estás pringado de mierda hasta las orejas.
-No.... no vine aquí para acabar en la cárcel... tiene que haber algo que se pueda hacer, no...
-Sugiero que me dejes investigar a tiempo completo, a ver de que va esta mierda. Tu, ve a tu oficina como siempre y no hagas nada extraño, ya ves que pendes de un hilo. Me ocuparé de investigar a todos aquellos que estén directamente relacionados con tu socia.
-Eso suena como algo parecido a un plan... No me tranquiliza demasiado, pero es un comienzo...
-Si, es un poco de algo, y al primero al que le voy a echar un ojo es al contable, tiene que saber algo.
-A Miguel Angel? Sólo es el gestor...
-El gestor del fraude me da a mi. Tengo la impresión de que está pringado en esto hasta las trancas. Dame tres o cuatro días y podré obtener algo sólido. Algo que garantice que no vayas a la cárcel, aunque no puedo prometer que no haya juicio. Intentaré conseguir pruebas a las que poder agarrarnos.
Frank salió del despacho de Ardura pálido y con ganas de vomitar. Sin saberlo, se había colado por un agujero por el que caía hacia su propio infierno. Temía que le sucediera aquí lo que trataba de evitar, aquello por lo que había dejado atrás New York, un lugar en el que vivir era cada día un peligro .
Se encerró en su propia oficina descolgando el teléfono, sin ganas de trabajar ni de estar en su propio pellejo. Si lo que Ardura le decía se confirmaba, se la estaba jugando, la cárcel nada menos, y no sería una condena corta. Tenía miedo de que la policía ya le andara detrás, pero no podía hacer nada. Iba a tener que fiarse de Ardura, no le quedaba otra, aunque deseaba que estuviera equivocado. Los próximos días iban a ser una pesadilla para Frank.