El equipo de Pellegrini (ya clasificado pero necesitado de una goleada al Bayern en la última jornada para ser primero) se tomó el partido como un amistoso y llenó el campo de teóricos suplentes. No obstante, la debilidad del rival le permitió adelantarse en el marcador tras un penalti provocado por Agüero y convertido por él mismo. Nasri había mandado antes un balón al larguero y la victoria City, incluso su goleada, parecía clara hasta que Horava puso el empate antes del descanso.
Pellegrini miró entonces a su banquillo. Quitó al Kun del campo y metió a Navas en una decisión con objetivo doble: dar descanso al argentino de cara a la Premier y buscar la reacción de su equipo con la velocidad del sevillano. El cambió resultó perfecto. El City aumentó la presión, Nasri cogió la batuta del equipo y Navas rozó el 2-1, primero en un disparo fortísimo desde el costado del área y después en una vaselina que se le quedó corta. El extremo contagió su intensidad al resto de compañeros y Fernandinho rondó el tanto en un cabezazo tras un centro exquisito de Nasri. El 2-1 era inevitable y Navas lo hizo posible con un centro medido hacia el área que el francés envió a las redes.
El Viktoria no se rindió y volvió a por el empate. Lo buscó Kolar con un disparo lejano y lo encontró Tecl tras una jugada colectiva que evidenció de nuevo los problemas defensivos de los citicens.
Con el 2-2 y pasado el efecto Navas Pellegrini volvió a tirar de su banquillo y encontró en Negredo la solución. El Vallecano salió al campo en el 75 y solo tres minutos más tarde, tras otra asistencia de Navas desde la derecha, acudió a su cita con el gol para hacer el 3-2. El Victoria lo dio entonces por imposible y el City tuvo tiempo para otro tanto más, esta vez de Dzeko.