Érase una vez una Isi que supuestamente escribía pero llevaba una semana sin tocar un bolígrafo.
Y así estamos, señores. Una semana sin hacer absolutamente nada creativo mientras mi neurona se dedica a susurrarme alguna que otra idea suelta por ahí (bien anotadas que están, por supuesto). Siento no poder traer una actualización en condiciones, con algo de chicha, contando aunque sea cómo estoy planificando eso del CampNaNo porque no estoy haciendo nada.
No es que ahora me haya dado un bloqueo de esos, ni esté con la página en blanco delante pensando qué plasmar en ella ni nada de eso. Es sencillamente que estoy tan nerviosa que no hay forma de que me calme y me siente a hacer nada.
La culpa de todo este maldito nerviosismo es que todas las casualidades que podrían darse para tener un posible trabajo se han puesto de acuerdo esta semana para darse. Después de descartar una de ellas (no, sigo sin tener plaza de enfermera residente, toca repetir el examen el año que viene sí o sí), y tras un día de calma y paz, he vuelto a subirme por las paredes: el SAS está llamando y están tan cerca de mi puntuación en uno de los hospitales que tengo solicitados que no puedo más que recargar la página todo el día y comerme las uñas sin parar.
De estas cosas que tampoco vienen muy a cuento contar por aquí, por aquello de que esto es un blog literario, pero bueno. Es algo que me afecta directamente y no podía dejar de comentarlo.
Os animo a todos los que estáis ya planificando esto que sigáis adelante y no me toméis por ejemplo. Y yo solo espero calmarme un poco para empezar el lunes a hacer las cosas en condiciones con el reto que supone el CampNaNo.
Por cierto, me muero de ganas de que salgan tres cosas mías publicadas ya para poder mostrároslas. Así que cuando vean la luz correré a publicarlas por aquí para compartirlas con vosotros.
No dejéis de echarle un ojo, mientras, a mi página de Facebook.