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¡Hola chic@s!
Voy a seguir poniéndome al día contando un poco qué tal fue mi luna de miel. Viajamos a Nueva York, para mí el sueño de toda una vida, y es que llevaba desde hace mil años deseando visitar esta ciudad, más aún junto a mi ya marido. Quien, por cierto, es el compañero perfecto para viajar y “patearte” una ciudad (entre otras muchas cosas), ya que a ambos nos encanta caminar para conocer todo al detalle, que es como mejor se hace turismo. De hecho acabamos reventadísimos con nuestro recorrido de unos 22 kilómetros diarios de media. Ni hamburguesas, ni muffins… los dos perdimos peso al final del viaje (entre el estrés pre – boda y esto… me baila toda la ropa!!!).
Haré otra entrada centrada en belleza, tanto asequible como más selecta, pero en ésta voy a limitarme a contaros lo que más me impactó a nivel turístico. Así pues, ¿con qué me quedo de Nueva York? Es difícil decidirse, así que para no hacerlo demasiado largo, ésta es mi selección:
1. Central Park. Es, quizás lo que más me impresionó. Un pulmón verde instalado como lo más natural del mundo en una ciudad caracterizada por el estrés, las prisas y la modernidad. Lejos del acelerado ritmo de vida de los neoyorkinos, cada rincón de Central Park invita al descanso, al relax y a evadir la mente.
Me fascinó el contraste de este inmenso parque con el paisaje al fondo de los rascacielos de la city…
Imprescindible: tumbarse en el césped y dejarse acariciar por los rayos de sol. Es la mejor manera de recargar las pilas (:
2. Times Square. Nuestro hotel se hallaba a tan sólo dos manzanas de Times Square, así que lo veía a diario en nuestras incursiones para conocer la ciudad. Ya el primer día me quedé embelesada con semejante mezcla de luces, colorido, imágenes y un ir y venir continuo de gente. Da igual la hora del día que sea, Times Square siempre, siempre, está lleno. Claramente por la afluencia de turistas, aunque aún así no deja de sorprender. ¿Mi recomendación? A cualquier hora es impactante, pero si queréis quedaros mirándolo todo como niños pequeños, id por la noche. Sin palabras.
3. La 5ª Avenida y… Tiffany’s. Suena a topicazo, pero la 5ª Avenida es el símbolo mundial del esplendor y la moda. Chanel, Louis Vuitton, Gucci, Prada… son sólo algunas de las marcas que nos podemos encontrar paseando a lo largo de esta emblemática calle. Saks y Bergdorf Goodman son dos de sus centros comerciales más sofisticados. Además, también encontraremos varios de los edificios que hay que ver sí o sí de New York: la Biblioteca Pública, el Empire State, el MOMA…
Sin embargo, si con algo me quedo de la 5ª Avenida es, sin lugar a dudas, con Tiffany’s. Siempre he soñado con esta tienda, y pisarla para mí fue toda una experiencia. Una joyería de cinco plantas, clasificadas según el material con que queramos nuestra joya… Allí fuimos a mitad de nuestra estancia y mi marido me sorprendió con dos regalos de “recién casada”, como los bautizó él:
El anillo en plata ‘I love you’, el último que quedaba y que encima era de mi medida, y el colgante en forma de llave con corazón, también en plata… Emoción es poca.
4. Top of the Rock. Las vistas desde este rascacielos son espectaculares. Además, delante del mismo está el Rockefeller Center, icono mundial de la Navidad por el gigantesco árbol con el que lo engalanan cada año (inevitable acordarse de aquel “Sólo en casa 2”…). Fue allí arriba donde más impresionada quedé ante la inmensidad de Nueva York.
5. El Puente de Brooklyn. Una preciosa construcción que puede (y debe) cruzarse andando. Lo único en contra es que se tarda una eternidad si os gusta la fotografía… Porque te dan ganas de capturar cada detalle.
Algo que me encantó fueron estos candados colgados en diversos puntos del puente (y no pude evitar fotografiarlos!!!).
6. La Biblioteca pública. Esto no es imprescindible si no sois un@s amantes acérrimos de los libros, la escritura y la lectura como me pasa a mí, pero si la literatura os apasiona… es santuario que hay que pisar. Me habría instalado allí mismo una tienda de campaña.
7. La zona Cero. Pese a que durante todo el tiempo que estuvimos en esta parte de la ciudad me sentía con la piel de gallina y con las lágrimas asomando por mis ojos, es un lugar que hay que visitar. No sirve de nada cerrar los ojos, el 11 S fue una realidad, muy dolorosa a nivel mundial, y pretender que no ocurrió nada es muy surrealista. Hay una tiendecita de recuerdos junto a la zona Cero donde hay piezas del edificio que se salvaron y murales donde te cuentan anécdotas de esa etapa.
Hay muchas más cosas que visitar, por supuesto, y que también son dignas de ver, como el Museo de Historia Natural, el Empire State, la Estatua de la Libertad (a la que no fuimos porque la isla estaba cerrada debido a los destrozos del huracán Sandy), los outlets… Pero ésas son las 7 maravillas neoyorkinas con las que yo me quedo personalmente.
¿Qué es lo peor de Nueva York? Sin duda alguna la comida. Ojo: siempre y cuando os duela gastaros una pasta en comer medianamente bien. Nosotros íbamos con un presupuesto modesto y no podíamos permitirnos comer de restaurante todos los días, así que las pizzas, hamburguesas y perritos eran habituales en nuestra dieta diaria. Además, todo carísimo salvo estas tres últimas cosas. Incluso el agua es un artículo de lujo, nos ventilaron casi 4 $ por una botella de 1 litro!!!
Si el dinero no es un problema, hay restaurantes muy resultones. Nosotros comimos en uno en Little Italy y lo recomiendo 100 %. La comida estaba buenísima y el trato también fue excelente.
Espero que os haya gustado.
Muchos besos,
Auxi