Perdí mi tarjeta de débito. No sé dónde, no se cómo. Cuando llamé para cancelarla pregunté por los últimos movimientos, y ya habían sacado dinero y pagado con ella; extraña y afortunadamente, solo una parte del dinero, y solo una cuenta "pequeña". Fui al banco hoy a recoger el nuevo plástico y a retirar efectivo; a una sucursal que me queda lejos porque no todas abren en sábado; pero no me pueden dar otra tarjeta sin identificación oficial, y hace meses perdí la única que tenía. Ahora tendré que ir a una sucursal que me queda más lejos, y hasta el lunes. Frente al banco, sin tarjeta y sin más efectivo que $30, compre unos tacos de canasta y me quedé con lo suficiente para un pasaje de camión. Taco en mano, subí a una ruta "7", para descubrir casi de inmediato que no era la "7" que viene a mi casa. Caminé y caminé y caminé, hasta la casa de una amiga que junto con su mamá, es la encarnación del buen samaritano. Ellas financiaron mi viaje de regreso, y aquí estoy, cansada como si hubiera trabajado doce horas seguidas, apenas a las 13:42.
Cómo me gustaría, para variar, culpar a alguien de esto. Si bien la persona que haya aprovechado mi tarjeta hizo algo indebido: yo la perdí, yo no repuse a tiempo mi identificación, yo me arriesgué a quedarme con poco dinero en la calle, y yo me equivoqué de ruta. Qué se le va a hacer.
Silvia Parque