Las ferias del libro son lugares de encuentro para escritores. Semana Negra también. Es un espacio común. Un lugar concéntrico para autores, editores, periodistas, ilustradores, agentes literarios, y lectores, entre otras especies que pueblan este planeta de los libros.
Estos eventos son necesarios. Son los vasos comunicantes entre autores y lectores. Aglutinar a casi dos centenares de autores no es camino fácil. Tampoco difícil si formas parte de la corte. Cierto es que reuniones como la Semana de Gijón son el espacio idóneo para ejercer el oficio de escribir. Toda la labor va más allá del enfrentamiento con el folio en blanco. Como se ve, hay mucho más. Me da igual que la imagen exterior sea otra. Aquí, lo que prima es la verdad. El encuentro con otros autores, la posibilidad de que los lectores se acerquen al autor, intercambiar puntos de vista y, sobre todo, convivir siempre enriquece. De aquí salen nuevas historias, proyectos diferentes, amistades incipientes, resentimientos reconciliados y, quién sabe, también algún que otro rollo. Son tipos duros para romances.
Por eso, porque escribir es un acto reflexivo y de soledad, que diría Raúl Argemi, es por lo que encuentros semaneros, aunque sean de diez días, son saludables e innocuos para la salud mental y física de los autores.
El oficio de escribir es apasionante. No estamos ante una actividad conceptual. Es una forma de ser y de pensar. Escribimos porque buscamos respuestas, porque aspiramos a una reflexión madura y crítica. Necesitamos expresar en papel aquello que nuestra retina es capaz de alcanzar, y también aquellos que se impregna en nuestra esencia. Escudriñar la realidad, desmigajarla, y dibujarla para los demás nunca fue tarea fácil. Hoy tampoco.
El motor del escritor es la búsqueda. Sin búsqueda no hay reflexión. No existe la historia. Desaparece el escritor. El abismo.
Dice José Carlos Somoza que no une el placer de la escritura. No comparto. Sí une el misterio, si nos abraza el placer con el oficio. Es nuestra carta de presentación. Sin ella, desaparece la historia. De nuevo, al borde del abismo.
La vida es un enigma, es un misterio. Desconocemos el mañana. Ayer ya se ha sepultado. La vida es novela negra. Es un enigma. Es la gran desconocida. Es la madre de la criminalidad más absoluta. Todos somos criminales. Todos somos misterio. Todos abrigamos una vida oculta. Todos cobijamos un cadáver en nuestro armario. Ésta es la filosofía de la novela negra. El misterio hecho carne y habitado entre nosotros. El misterio es lo que el envoltorio de la literatura. En particular, es la manta dentro de la que se cobija la novela negra. Escribir novela negra es escribir literatura. La novela negra es literatura.
No hay una buena historia sin enigma, no hay una buena novela sin misterio. Huimos de las novelas planas. El libro es el neurotransmisor de la historia. La historia, una buena historia, nunca se acostará con la moda. Son seres opuestos. La moda en la literatura es puro mercantilismo barato. Las modas literarias son los jugos gástricos de las cloacas literarias. No sirven de nada. Estorban. Maquillan. Emponzoñan.
Los nórdicos también están de moda. ¿Cuánto lo estarán los críticos? Es un misterio. Igual que la buena literatura.
La novela negra, sus escenarios, sus modelos y sus arquetipos son canales de reflexión y crítica. Sin critica social no habría novela negra. Una historia con estos ingredientes no catapulta a las cloacas de nuestra vida, de nuestra sociedad. La novela negra es imprescindible en nuestro entorno y en nuestra vida. Es el único camino que existe para denunciar la realidad. Es el escaparate para la sociedad asuma y haga suya la propia realidad.
La Semana Negra de Gijón es la conjunción estelar del misterio con la critica literaria. Un reto que tiene casi medio siglo de vida. Felicidades.
‘El cebo’ de José Carlos Somoza, ‘El asesinato de Sócrates’ de Noemi Sabugal, o ‘Ciudad Santa’ de Guillermo Orsi son tres libros que no perjudican seriamente la salud. Al contrario. Merecen la pena. Todo es cuestión de voluntad.
Esta mañana, los premios. A la tarde, más debate crítico, más reflexiones, más crítica. Hoy amaneció gris. Hoy los hombres del mar honran a su patrona. Estamos en la Semana Negra, pero parece invierno. Nos queda poco tiempo. Hay que aprovecharlo.