Revista Talentos

Ni una menos, artesanías en Coyoacán, sobres de mano

Publicado el 08 junio 2015 por Ptolomeo1

ImiliaAllá por el año 1529 Heinrich Cornelius Agrippa escribía en latín Acerca de la nobleza y excelencia del sexo femenino. El discurso del autor respecto de las cualidades de las féminas y las limitaciones impuestas tanto por las leyes divinas como humanas en aquella época, no dista, sin embargo, de la condición actual de las mujeres en algunos países del orbe: “…la libertad dada a las mujeres es impedida por leyes inicuas, es abolida por la costumbre y el uso, es extinguida por la educación…”.

Los efectos del patriarcado que Agrippa denuncia valientemente en el texto dado el momento histórico en que fuera escrito, han sido letales para el desenvolvimiento igualitario y equitativo de varones y mujeres a lo largo de los siglos. La construcción de estereotipos basados en las presuntas diferencias naturales determinadas por los caracteres sexuales dieron como resultado la supremacía del sexo masculino habida cuenta de sus presuntos atributos: racionalidad, capacidad de abstracción y pensamiento objetivo determinaron el dominio del varón de la res publicae, siendo relegadas las mujeres a la esfera privada sin ejercicio alguno de derechos civiles y políticos.

Así las cuestiones relativas al ámbito privado fueron gestionadas por el pater familia, rol del poderoso patriarca que era la voz de la mujer y los niños en la sociedad, con la consecuente ausencia de esa voz cuyos sonidos se reducían a las cuatro paredes del hogar donde sin más trámite resultaban callados. Sin derechos sobre su vida, sus hijos y su patrimonio, en Argentina las mujeres pudieron elegir y ser elegidas para la vida ciudadana en el año 1951 por iniciativa de Eva Perón, que plasmó en leyes la lucha de quienes la precedieron; valgan como ejemplos Julieta Lantieri y Alicia Moreau de Justo.

Recién en el año 1985 el viejo anhelo de Eva respecto de la patria potestad compartida y la regulación igualitaria de derechos conyugales se convirtió en ley durante el gobierno de Raúl Alfonsín, conjuntamente con el divorcio vincular. Hubieron de pasar algunos años más para que del rígido Código Penal se derogara el delito de adulterio, en el que una vez más se plasmaba la desigualdad: la mujer era culpable si incurría en una infidelidad, para el varón, en cambio, era necesaria una relación paralela estable y permanente “…dentro o fuera del hogar conyugal…”.

Las profundas diferencias no solamente cercenaron derechos fundamentales sino que abrieron la puerta a los abusos físicos y sexuales. El deber de corrección avalado respecto de los niños, que significaba lisa y llanamente la facultad de castigar fisicamente a los pequeños por sus padres o tutores, implicitamente comprendía a las mujeres. De la mano de los movimientos feministas las convenciones internacionales comenzaron a hacerse eco de una realidad que no reconoce estatus social ni diferencias entre países desarrollados y demás clasificaciones: el maltrato físico, el control del cuerpo y el poder de hecho sobre el sexo replican los patrones sometedor-sometido instaurados por el patriarcado.

A fin de visibilizar masivamente esta realidad se convocó a través de las redes sociales la marcha Ni una menos el pasado 3 de junio: la concurrencia de miles de personas de todos los géneros fue multitudinaria, un masivo repudio contra toda forma de violencia contra las mujeres se expresó al unísono en todo el país. Vaya el reconocimiento a todas aquellas que nos precedieron con su esfuerzo para que lo privado haya adquirido el carácter de público, tornando posible la construcción de una nueva conciencia social que ahorre dolor y discriminación a las pequeñas hermanas de las nuevas generaciones.

La fotografía reproduce una reproducción del óleo de Miguel Alandia Pantoja, Imilla.

Artesanos en Coyoacán

Pulsera de CoyoacánLos colhuas de Culhuacán fundaron Coyoacán en el siglo VII; debe su nombre a los coyotes que se paseaban entre los manantiales y la vegetación que hechizó a Hernán Cortés y determinó la instalación del primer Ayuntamiento luego de la conquista de Tenochtitlán. Con el tiempo la apacible belleza del lugar determinó la instalación de numerosos artistas que delinearon la identidad que ostenta hasta la fecha; aquí habría de nacer y morir la sin igual Frida Kahlo.

Para el viajero que se detiene en Ciudad de México, Coyoacán es un paseo obligado no sólo para visitar a Frida y a Diego Rivera, sino para perderse un rato paseando entre sus plácidas calles y luego almorzar en el Mercado alguno de los abundantes platos típicos de la cocina mexicana, sentado frente a una mesa comunitaria mientras se observa la gente pasar.

El Bazar Artesanal Mexicano de Coyoacán se expande a lo largo de dos pisos donde se pueden encontrar todo tipo de productos típicos, indumentaria, dulces tradicionales y original bijouterie con entramado de piedras de colores para regalar y regalarse. Al fondo se dictan clases de manualidades, pintura, vitrales, tejido, tallado en madera; si hay suerte, se podrá observar a los artesanos trabajando diligentemente en los productos que luego ofrecerán a la venta. Un lugar para recorrer durante unas horas y luego tomar un café en El Jarocho, tradicionalmente conocido como el aroma de Coyoacán.

Sobres de mano

PruneLos pochettes, sobres o bolsos de mano, denominados clutch si están elaborados con materiales  rígidos o lujosos, comenzaron a ser empleados por las mujeres en la década del ´20 y constituían un complemento del vestuario de aquellos años, en los que el fin de la Primera Guerra Mundial produjo profundos cambios en el estilo de vida que se reflejaron en la moda.

La proximidad con la muerte que significa toda guerra produjo el efecto del culto a la juventud y determinó una nueva manera de estar en el mundo, que se tradujo en la vestimenta y en el efecto sobre la cosmética con la industrialización a niveles masivos. La aristocracia ya no marcaría tendencia en el vestir, sino que los modelos a imitar eran las actrices y los músicos de jazz; se acortaron las faldas, transparencias y flecos ganaron la noche y los sobres o carteras de mano se multiplicaron sin necesidad de combinar de manera estricta colores y estilos.

Como todo en moda se recicla, pochettes, sobres y clutch han vuelto de la mano de esta  postmodernidad en la que todo está permitido. Más sobrios durante el día para acompañar cualquier outfit, más importantes por la noche, resultan tan sentadores como atemporales. Prüne ha lanzado varios modelos en diversos tamaños y colores clásicos, para escoger aquel que se adapte a las necesidades de la usuaria y utilizar como complemento en este invierno próximo a arribar.


Ni una menos, artesanías en Coyoacán, sobres de mano

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