Revista Diario

Ni ver, ni oír, ni hablar...... ni sentir.

Publicado el 08 agosto 2010 por Julio
Ni ver, ni oír, ni hablar...... ni sentir.Siempre que se refugiaba en su habitación le entraban unas profundas ganas de gritar desde el mismo centro de su alma. Hoy no las pudo remediar y gritó, un grito desgarrador que le iba vaciando de todo el enquistado odio que se almacenaba en sus entrañas.Si por lo menos pudiese llorar......., ahora estaría llorando mares de rencor, impotencia y desesperación.Sólo tenía catorce años, catorce años que para su familia, para la gente que le rodeaba eran tan pocos que siempre le estaban conduciendo, adoctrinando. Llevado por los caminos que a ellos, solo a ellos les interesaban, les parecían lo correcto, "lo que hay que hacer".¡Como odiaba esa frase! Cada vez que la escuchaba era como si los edificios internos que le sujetaban, cedían y con gran estruendo que solo el oía, se derrumbaban, haciendo añicos todo. Él siempre se sintió como un dinosaurio caminando entre pequeños seres que nunca le podrían comprender, que nunca le verían tal y como él se sentía.Desde muy pequeño descubrió que no era igual que los demás niños, que no era igual que su propia familia. Era algo que siempre le trajo problemas, el saberse diferente.La literatura, la música, el arte, las nuevas tendencias, la moda, la política, eran cosas que en ésta sociedad no deberían o no interesan a los niños de tan corta edad. Sobre todo si naces en una familia donde los antiguos valores o la vida recta y correcta es lo que se impone antes que los pensamientos de uno mismo o los deseos propios.Él siempre se intereso por ello y siempre se sintió extraño, diferente, turista en los caminos que le había tocado caminar, como si hubiera nacido en otro planeta, en otro lugar.Nació en el seno de una familia acomodada y con una disciplina que rozaba el absurdo, una familia que ya había decidido mucho antes de que naciera cual debería ser su futuro. Ésto en un niño sin una mente tan abierta como la de él, hubiera sido verdaderamente un premio, el saber que tienes un futuro marcado y resuelto. Nunca lo vio como un atajo, si no como el mayor de los obstáculos, como los cristales rotos por los que debía caminar.Su forma de pensar, su forma de ver y analizar la vida nunca gusto a sus padres, e incluso a su madre la asustaba la forma en la que la miraba. Se sentía descubierta y desnuda bajo la mirada inteligente de su hijo. Él veía la realidad de las personas. Con solo mirarte veía el pozo donde se guardan los secretos mas oscuros y profundos de cada uno.Una de las formas de intentar destrozar sus ilusiones fue internarlo en un colegio religioso masculino. Colegio donde conoció otros niños que como el guardaban gran odio a sus familias por quererles quitarles la personalidad por la que estaban tan orgullosos. Que gran desacierto el de sus padres, que gran oportunidad de vivir la vida como el quería. En ese colegio, además de descubrir que no estaba solo, también descubrió su, otra cosa más, diferente sexualidad.Pero cometió un error o se podría decir que cometieron una deslealtad con él, otra más. Uno de los profesores, concretamente el profesor que más le admiraba y no solo en las aulas, presenció una escena, o mejor dicho espió una escena de él con uno de sus compañeros, y llevado por los celos, llevó la noticia hasta sus padres. Que gran escándalo se formo en su casa, que deshonor para sus padres fue el enterarse de lo que su hijo maldito hacia con los demás niños.En su interior las risas no le dejaban escuchar los sermones de su padre, lo que si escucho fue que iban a hacer que le expulsaran del colegio. Su pequeño mundo construido en ese colegio se derrumbó como todo atrás en su vida.Fue encerrado, arrestado en la casa que el sentía como la cárcel más cruel de todas las que podían existir, una cárcel con los carceleros mas implacables, sus padres.Siempre en contracorriente de lo que los demás pensaban, siempre se recordaba luchando para que nada de lo que sus padres llamaban extraño saliera de su boca.Día tras día, sus fuerzas se agotaban y daba pequeños pasos de cangrejo, que le iban convirtiendo en aquel muchacho que sus padres querían que fuese. Paso a paso cada día iba dejándolos de odiar para odiarse a si mismo.Uno de los golpes más dolorosos que vivió fue que tras la expulsión del colegio, sus padres contrataron profesores internos que le iban adoctrinando en asignaturas y conocimientos que insultaban su forma de pensar. Nunca llegaría a ser un abogado, nunca llegaría a ser un "adulto como hay que ser", nadie más dirigiría su vida. Para recordarse ésta frase inició la escritura de un diario, eso si, siempre a escondidas. Que gran humillación es que te hagan sentir que haces algo peligroso, algo por lo que avergonzarse. Se sentía como el drogadicto que esconde su droga para negarse a ver que tiene un problema.Titulo su diario, "Biografía del hambre", que mejor titulo para retratar como se sentía. Hambre de conocimiento, de paisajes nuevos, ideas diferentes, hambre de pieles peligrosas, actos subversivos, hambre de escribir, de leer, hambre de gente diferente, hambre de todo, hambre de él mismo.Pero a más que escribía, más se sentía asfixiado, como si millones de manos le tapasen los ojos, la boca, los oídos, el alma y no le permitían ver, oír, sentir, cada día mas transparente, mas apartado, más derrotado. Era como si no pudiese ver la luz, como si la luna le hubiera olvidado, o él hubiera olvidado la luna.Por eso hoy estaba en su habitación, gritando al viento, desgarrando el alma, pidiendo que alguien lo escuchara y le sacara de su urna acristalada que cada día se volvía mas oscura.

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