Nicholas Winton, un ángel en la sombra
-Sentaos, queridos bisnietos, hoy me siento disgustada. Ha fallecido alguien a quien quería y se lo debo todo.-¿Quién es? ¿Alguien famoso, bisabuela?-No, Jack. No era famoso, pero hizo por el mundo más que muchos famosos.-¡Cuéntanos, bisa! –exclamaron los tres niños a un tiempo, curiosos.-De acuerdo. Corría el año 1938, y estaba a punto de estallar de la Segunda Guerra Mundial. Nosotros vivíamos entonces cerca de Praga, en un campamento de refugiados. Nos habían obligado a dejar nuestra casa de Praga para encerrarnos en ese horrible lugar, sin agua corriente ni luz, sin colegio, sin nada.-¿De refugiados? ¿Qué es eso, bisabuela?
-¿Y cómo vinisteis? -En tren hasta Holanda y de ahí en barco hasta Londres. Fue un viaje largo, pero estábamos tan excitados con la idea de empezar una nueva vida y libre en Londres que no nos cansamos mucho. Yo no perdí detalle de todo el paisaje, aquellas dos noches no dormí. Llegamos sin novedad, estuvimos en un centro de bienvenida que Nicholas Winton había abierto para recibirnos y atendernos a nuestra llegada y a los dos días ya teníamos familia de acogida.-¿Es la misma familia Williams?-La misma de los que lleváis los apellidos.-¿Y pudo salvar a muchos niños?-A 669 niños. Somos muchos los que le debemos la vida. En aquellos tiempos al emprender tan heroica tarea él también puso en riesgo la suya.
-¡Pero nadie lo conoce! -Porque así de injusta es la vida con algunas personas. Sin embargo hoy hay cientos y tal vez miles de personas que se lo deben todo. Y tuvo una vida larga, 106 años. Fue su recompensa, eso y que la reina lo nombrase sir. Yo le lloraré siempre.-¿Llegaste a hablar con él?-Claro, en realidad su empresa la llevaban él, un amigo suyo y unos pocos voluntarios. Hace unos pocos años salimos en la tele para agradecerle unos pocos supervivientes sus desvelos por nosotros en aquellos tiempos. Le dimos una gran sorpresa, no lo esperaba. Lloraba, qué grande. Era una buena persona, decía que se le rompía el alma al ver cómo vivíamos en aquel campamento. Seguro que hoy hay mucha gente entristecida.-Bueno –dijo la niña-. No estés triste, bisa. Ya vivió mucho, y seguirá viviendo en los corazones de los niños a los que salvó y que hoy son estupendos bisabuelos como tú, y también en los de sus descendientes. Su memoria no morirá.-Claro pequeña, tienes razón –dijo la bisabuela mientras miraba hacia el cielo y su agradecimiento se escapaba de sus ojos en forma de lágrima.
Sir Nicholas Winton (Hampstead, Londres, GB, 19 de mayo de 1909- Slough, Berkshire, GB, 1 de julio de 2015). Un grande y desconocido de la historia. Tal vez dentro de unos años sepamos de otros Nicholas Winton que trabajan ahora mismo por los niños sirios o los que sufren en otras guerras. Sin conocer a estos héroes de nuestros días, va por ellos. Y por sir Nicholas Winton, of course.