NO CONOZCO PERSONALMENTE al nuevo secretario de Estado de Comunicación, Félix Monteira, hasta ahora director del diario Público, y por lo tanto no voy a opinar sobre su perfil profesional. Si conozco, en cambio, a su antecesora y lo primero que se me viene a la cabeza es que Nieves Goicoechea es una magnífica persona y una gran periodista. Tal vez no sea mucho en los tiempos que corren, pero es algo que podrán compartir los que en algún momento hemos tenido el honor de trabajar con ella. Una persona sensata, afable y cabal que ha sido triturada por la maquinaria monclovita.
Los problemas de comunicación de Zapatero no radican en la Secretaría de Estado sino en la clamorosa falta de coordinación. Ningún ministro quiere concertar su política de comunicación y así le va al Gobierno. Ojalá que el presidente del Gobierno consiga solucionar sus incoherencias, patinazos e incertidumbres, aunque mucho me temo que la marcha "por razones estrictamente personales y familiares" de Nieves no es la solución. El meollo del asunto está en el complejo entramado de asesores, jefes de prensa y DirCom, celosos guardianes de sus pequeños, o grandes, reinos de taifas, que no quieren compartir o ceder sus atribuciones. Comprendo que es más fácil cargarse a un secretario de Estado que a medio gobierno, pero sospecho que la salida de Goicoechea no va a solucionar el desbarajuste monclovita. Enhorabuena Nieves. Suerte Félix.