La visita al conjunto de templos comienza en el puente de Shinkyō.
La leyenda dice que este puente sagrado se construyó en el mismo punto en el que el sacerdote Shodo Shonin cruzó el río Daiya antes de fundar el santuario de Nikko en el s. VIII.
El puente está cerrado al tránsito y solamente abre durante los Festivales de Tōshōgū (17 y 18 de Mayo, 17 de Octubre).
Santuario de Tōshōgū
El primero de los santuarios que visitamos fue el Santuario de Tōshōgū, el más importante de todos y sin duda la principal atracción de Nikko.
Al recinto se accede a través de un gigantesto torii (arco tradicional japonés) de granito al final de una avenida de cedros centenarios.
El santuario de Tōshōgū está dedicado a Tokugawa Ieyasu (1542-1616), fundador del shogunato de Tokugawa, y fue edificado por su nieto Tokugawa Iemitsu en 1636. El lugar fue designado santuario sintoísta pero conserva elementos budistas, como la pagoda de cinco pisos a la entrada.
Tras el primer patio se encuentra la puerta Niomon, la puerta de entrada al santuario.
Tras cruzar la puerta se accede al segundo patio, que contiene el Establo Sagrado. Las paredes del establo son de madera y los dinteles están decorados con figuras de monos en relieve.
La escultura más famosa del conjunto son los Tres Monos Sabios, que nos recuerdan que para alcanzar la sabiduría debemos: No oir el mal, no decir el mal, no ver el mal.
Desde el segundo patio se puede apreciar la puerta Yomeimon, flanqueada por la torre de la campana y la torre del tambor (junto a la pagoda, de influencias chinas).
La puerta Yomeimon es la construcción más elaborada del complejo, con impresionantes figuras en relieve, dorados y colores lacados. Es el edificio más representativo de la arquitectura de Nikko.
Detrás de la puerta Yomeimon se encuentra el patio final, que permite acceder a los santuarios del shogun Tokugawa.
La tumba de Tokugawa Ieyasu se encuentra en una zona adyacente, pero hace falta pagar un suplemento por entrar.
El templo de Rinno-ji
Lo siguiente que visitamos fue el templo de Rinno-ji, cerca del santuario de Tōshōgū.
En su interior contiene el Recinto de los Tres Budas, con impresionantes efigies de ocho metros de altura que representan a Senju Kannon, Amida Buda y Bato Kannon.
En la parte de atras se halla el Sorinto, un pilar de bronce que recoge más de mil volúmenes de sutras sagrados.
El santuario de Futarasan
Es el edificio más antiguo del complejo, fue fundado por Shodo Shonin en el año 767. Se accede cruzando otro gran torii.
Futarasan es otro nombre por el que se conoce al monte Nantai, situado junto al lago Chūzenji y que ya habíamos visto por la mañana. El puente de Shinkyō que he mencionado pertenece a este santuario.
El templo está dedicado a un kami (espíritu de la naturaleza en la religión Sintoísta), a su mujer y su hijo. En el patio podemos encontrar dos grupos de árboles, un grupo de dos que simboliza la unión entre el marido y la mujer y un grupo de tres que simboliza la familia.
Mausoleo de Taiyuin
Está dedicado a Tokugawa Iemitsu (1604-1651), nieto de Tokugawa Ieyasu y tercer shogun de los Tokugawa.
El mausoleo tiene cierto parecido con el santuario de Tōshōgū pero es más pequeño y sencillo. Se construyó de este modo para que el mausoleo de Iemitsu resultara más modesto que el de Ieyasu, en consonancia con la categoría.
Después de visitar Nikko no queda duda alguna de por qué es uno de los sitios turísticos más visitados de Japón. La combinación de templos y santuarios de varios siglos de antigüedad situados en un paraje natural tan hermoso hacen del lugar algo único e imprescindible en cualquier viaje a Japón que se precie. Dicen que la mejor época para venir a Nikko es durante el otoño. Al estar rodeado de árboles la variedad de colores verdes y rojizos hacen la experiencia más perfecta si cabe. Espero volver para comprobarlo.