Llegué. Ya estoy en el nivel 4. Nací el 29 de noviembre de 1973, y hoy es 29 de noviembre de 2013 o sea que tengo 40 primaveras. ¡Olé!
Y ¿qué decir? Todo bien, gracias. Alguna turbulencia fuerte sobre los 18, alguna más sobre los 36 y los 39, pero contenta. No me puedo quejar. Sólo me cabreo con la vida por los que se quedaron en el camino, ¡bien podían estar aquí joder! Pero nada más.
No soy la misma. Soy mucho mejor. Y no me refiero a esos tópicos relacionados con la madurez, no, son las personas las que me hacen ser mejor. Mi Currante, mis cachorros, Paquita, mis chiquitines, los del 13, Mari Puri, el de las motos, Mari Tetis y algunos de los que me vieron nacer. Gracias a ellos y a muchos más que también están a mi lado, esta broma pesada que llamamos vivir, tiene sentido.
Hace poco leí en algún sitio que lo peor que se pierde con la edad es la curiosidad, yo cotilla soy un rato así que en ese aspecto vamos bien. Hombre, que el body se resiente es una verdad como una catedral, las gorduras, las patas de gallo, las canas, quedarse calvo no debe molar nada, esas cositas… La edad te mira siempre de frente y no se larga nunca por muchas cremas que te pongas y mucho zumba que hagas. Mejor asumirlo e irse de fiesta siempre que se pueda.
Prefiero llegar a la vejez agotadita perdida y con una sonrisa, que divina de la muerte y con el ceño fruncido. ¡Qué les den pomada a los años! Yo me sigo sintiendo como cuando tenía 25. Y hoy me emborracho, y desde ya, brindo por todos vosotros, porque me encanta que estéis conmigo y porque me siento afortunada de que así sea. ¡Salud!
Felicidades.