No confundas mi silencio con olvido
Tan solo defiendo los recuerdos
de la rabia que alumbró tu partida
que hizo arder mi corazón maduro
No te espero y sin embargo camino
a menudo los lugares que solíamos
y hago crecer esperanzas donde solo
hay frios bancos y vasos vacios
No me esperes hoy, ni mañana, ni nunca
porque nunca es muy poco tiempo
para quien subió de tu mano al cielo
para caer como Ícaro en su sueño
No te escribo y sin embargo leo
las palabras que recorren este verso
demasiado veraces para contenerte
mínimas en la alegría que esconden
No se borrar el rastro que te marca
y la luz del oeste que amanece
mis días de infame penitente
reo de un pecado que nunca cometí
No confundas mi olvido con silencio
Tan solo armo los muros de esta celda
que me proteje de la furiosa tristeza
que anega mi alma pecadora y profana