Creo que está escrito que los papás y las mamás un día avergoncemos a nuestros hijos. Habrá familias en donde no pasa nunca; pero es normal que un día los adolescentes se avergüencen del corte de cabello de la mamá o de los chiste malos que cuenta el papá. Luego ellos avergonzarán a sus propios hijos. Lo que no debería pasar es que vean a un papá borracho hacer un espectáculo en la calle o a una mamá rogando a un hombre que se quede a costa de lo que sea. Tal vez les toque ver cómo los ahorros familiares se van en la compostura de un coche que no tiene arreglo o tengan que salir de la casa en que han vivido porque se perdió en un mal negocio. Ni modo. Pero no deberían pasar por saber que sus papás han robado o estafado.
Silvia Parque