Era una ocasión que siempre quise repetir. Había llegado el anhelado momento en que podíamos hablar como antes, como si nada, como amigos. Tú no hablabas en serio como era de costumbre, me pintabas una escena surreal y yo reía por tu travesura y estupidez. Era una conversación corriente de amistad y las cosas funcionaban, todo estaba bien así.
-Claudia, estoy enamorado.
Fue una confesión importante, para mí y para él. Me hubiese gustado en alguna parte de mí, que ese “estoy enamorado” hubiese sido “de ti”, pero sabía por el tiempo y las circunstancias que era imposible, más habíamos vuelto a ser dos desconocidos, a pesar del intento de amistad, del intento de retomar las conversaciones perdidas.
- Fue amor a primera vista, o casi. Supe desde que la vi que quería estar con ella. Ella ilumina el lugar en donde estamos opacando la visual a todo lo que nos rodea, es igual a como cuando te conocí.
- Pero tú no te enamoraste de mí.