No Empieces Con El Diseño De Tu Web Antes De Leer Esto

Publicado el 23 julio 2012 por Luis Luis Monge Malo @mongemalo

Si vas a contratar una web, a hacer algún cambio en la que ya tienes o pronto la renovarás, por lo que más quieras, te ruego que leas esto antes de contarle a tu empresa de diseño web qué es lo que quieres. Mejor aun: estúdialo y memorízalo. Imprímelo y enmárcalo. Tatúatelo.

Da igual tu gusto, lo que creas saber acerca de tus clientes o lo que te haya dicho tu cuñado cuando le hayas enseñado la web. Si no tienes claras estas 10 normas de obligado conocimiento, tu web no funcionará.

(1) No existe ningún motivo razonable para que una web sea “corta”

Nunca he entendido la obsesión de algunos por que toda la información de su web sea visible sin la necesidad de hacer “scroll”. Los usuarios SÍ hacen scroll, además es el movimiento más natural y cómodo que se hace al navegar.

Una web existe para mostrar información y por tanto, cuando una web es corta, obligamos al usuario a hacer clics para consultar más información, y eso es algo que sí que acaba con su paciencia.

Con las horas que pasamos delante de una pantalla, utilizar imágenes o textos pequeños tampoco es una idea nada buena.

(2) Ni justificado, ni centrado, el texto tiene que estar alineado a la izquierda

El texto alineado a la izquierda facilita el santo de línea en la lectura, y debido al diseño de la mayoría de las webs, es a lo que más acostumbrados están los usuarios.

(3) El texto es más importante que el diseño

No dediques semanas a darle vueltas al elemento más insignificante del diseño si vas a escribir los textos en una tarde, habrá sido una pérdida de tiempo.

El diseño te puede ayudar a transmitir más calidad, a diferenciarte de los competidores, a ofrecer una experiencia más agradable a tu usuario, … pero tu cliente te contratará por lo que le cuentes.

De la misma forma que un diseñador se encargará del diseño y un maquetador de la maquetación, un redactor publicitario (copywriter) debe encargarse de los textos. Vender a través de un texto es una de las cosas más difíciles del mundo, y la inversión en un buen especialista de esa disciplina es la más rentable que existe.

(4) Los textos largos venden más que los textos cortos

El cliente compra nuestros productos por múltiples razones, cuantas más le contemos, más cerca estaremos de derribar todas las barreras mentales que le impiden darnos su número de tarjeta de crédito. Miles de estudios, pruebas y experimentos lo demuestran.

Tienes razón, muchos no lo leerán todo, el 80% concretamente. Pero un texto largo no perjudicará a ese 80% y sí beneficiará al 20% restante. Es más, los que no leen el texto largo perciben que nuestro producto es más completo cuanto más largo es lo que contamos.

¡Pero ojo!, se trata de “escribir corto”. Transmitir muchas características de tu producto de la forma más resumida posible. Hablar por hablar no constituye un buen texto largo.

¿Y que se considera un texto es largo?, ¡pues depende! Dos frases son suficientes para vender una piruleta, mientras que para vender un coche necesitarás un catálogo de 30 páginas.

(5) No tiene nada de malo que el pie de página se largo

El pie de página tiene una doble función: con su cambio de color indica que se ha alcanzado el final de la web y también sirve para contener muchos elementos, que aunque imprescindibles, no son los primeros que queremos que vea nuestro cliente.

Condiciones legales, política de privacidad, teléfono, email, dirección física, mapa web, enlaces a la secciones más importantes, ¡hasta un formulario de contacto!

Aprovecha el pie de página para incluir todos esos elementos que no tienen un beneficio inmediato en la venta pero sí son útiles para un usuario que ya está casi convencido. No hay ninguna razón estética ni funcional para que no sea así.

(6)  Menos es más

Diseñar una web no tiene nada que ver con hacer una presentación de PowerPoint (aunque ninguna de las dos cosas debería provocar ataques epilépticos en la audiencia). No existe tal cosa como “una web demasiado simple”. Una web siempre puede ser más simple. Y cuanto más simple, mejor. La simpleza de una web nunca puede ser un problema o una crítica.

La gente llegará a tu web por lo que cuentes y cómo lo cuentes, y huirán por toda la parafernalia que rodee el mensaje: efectos, sonidos, movimientos, exceso de distintos colores, dinamismo (sea lo que sea esto último). Úsalo y despídete.

(7) Si no vas a utilizar buenas fotos, no utilices fotos en absoluto

Diseño, texto y fotos, esas son las tres patas de tu web. Si se cae una, por muy bien que estén las otras dos, tu web no parecerá profesional.

(8) La inversión en publicidad es imprescindible (y rentable)

Por muy buena que sea, una web por sí sola no es suficiente para producir ventas o contactos. Publicitar una web es como ponerle luz a un escaparate, sin ella, nadie verá nada.

Además, tarde o temprano, toda publicidad tiene que acabar siendo rentable, y sino, algo malo hay en el modelo de negocio.

(9) A la parálisis le llaman perfección: miedo a decidir

Siempre existirá una forma más de diseñar una web, y para eso pagas a la agencia de diseño web, para que decidan cuál es la mejor.

No me malinterpretes, es buenísimo que aportes tu punto de vista, y que el diseño refleje tu conocimiento del cliente y del mercado, pero si un diseño te gusta y estás dedicando más de una hora a una decisión que no tiene trascendencia sobre las ventas, aunque no lo sepas, estás sufriendo de un caso de miedo al compromiso.

Esto no sería un gran problema si no fuera porque debido a este miedo, y por sorprendente que parezca, existe un elevado número de proyectos que nunca ven la luz.

(10) Nunca JAMÁS decidas un diseño en comité

Un diseño web va mucho más allá de la apariencia estética. Antes de plasmar un estilo hay que estudiar la funcionalidad, trabajar en la usabilidad, entender la personalidad de la empresa, estudiar a la competencia, al público objetivo y los sentimientos que se quieren transmitir.

Se trata de un proceso muy personal, enormemente ineficiente cuando se trata en equipo. Si consideras que tienes gusto, decide tú, si tienes la más mínima duda acerca de tu criterio estético, delega en UNA SOLA PERSONA.

Y a partir de ahí, asume todas las consecuencias, en eso consiste delegar. La opinión subjetiva y sin reflexión de un pariente más o menos cercano no debería influir en semanas de trabajo, conversaciones y reuniones.

Pretender diseñar para todo el mundo es una fórmula segura para el fracaso que siempre acaba produciendo un diseño que hace a todo el mundo infeliz.

Conclusión: no es un arte, es una ciencia

Lo que acabas de leer no es una opinión, es el fruto de medir y analizar el comportamiento de millones de usuarios de internet a lo largo de los tiempos. Si aun así decides incumplir alguna de estas normas, perfecto, pero para no arrepentirte en el futuro decide teniendo claro si el objetivo que persigues con tu web es crecer tu empresa o llenar tu ego creativo (lo que también es muy respetable –valga de ejemplo este blog–).