Habrás notado que los Simpsons, Mickey Mouse y Pocoyó tienen algo en común: no crecen, no evolucionan, no aprenden. Esto es así porque son fantasías, personajes de la televisión que quedan fosilizados en cuanto su concepto se fija en la audiencia.
Son incapaces de mejorar, tampoco empeoran, por mucho que les pasen cosas malas.
No son personas, no están vivos, no son como tú.
Los guionistas necesitan que se queden como están porque son un producto, algo que se vende y que tu compras cada ves que los sintonizas. El espectador medio cuando ve una de los Simpsons quiere encontrarse con su Homer Simpson de toda la vida, y reírse con él, no descubrir que ahora hace deporte y se ha apuntado a yoga.
Todo eso está bien. Lo que me da miedo es que creas que tu eres así, como Homer Simpson, que no puedes cambiar.
Pero es que tú estás vivo, tú sí vas a cambiar. La única elección es si a mejor o a peor.
Foto Cheburashka CC –by Sugagaga