Revista Diario

No es ciencia-ficción pero ya no sé andar con tacones…

Publicado el 26 febrero 2011 por Maricari

No es ciencia-ficción pero ya no sé andar con  tacones…
Llevo tanto tiempo en la Estación Espacial Internacional (ISS) que cada vez estoy más convencida de que viajar fuera de la atmósfera terrestre me viene mal para mis huesos, y para mi pelo, y eso que gasto litros y litros de suavizante. Lo llevo mal cuando escasea, porque uso clara de huevo y no tiro la yema, la suavizo con vino tinto, lo que me tiene fuera de juego más de la cuenta. No tengo más lujo aquí arriba, todo está uniformado y mis tacones rojos están decomisados en el armario.
No es ciencia-ficción pero ya no sé andar con  tacones…
Mi trabajo es aterrador, todo el día mirando por mi ventanilla, a la Tierra, tan distante y lejana, tan extraña ya, y observando cómo se acerca alguna nave. Tengo vértigo y añoranza, pero no de casa, más bien de otras cosas mundanas.
No es ciencia-ficción pero ya no sé andar con  tacones…
Miro y veo cómo se acerca la nave Kounotori 2, se acoplará al nodo Harmony, todas las naves lo hacen, lo hago, quiero decir. Me paso varios días jugando mentalmente, hago  planes, pensando cómo voy a acoplarla con mi herramienta de trabajo. Manejo un brazo robótico con un joystick. Quién me lo iba a decir a mí, y mejor, quién se lo iba a decir a mi madre que me repitió hasta la saciedad ¡Niña todo el día jugando con los videojuegos, así no vas a encontrar trabajo!, pues fíjate, ahora mi trabajo es con el dichoso aparato, pero  juego en la categoría de expertos.
No es ciencia-ficción pero ya no sé andar con  tacones…
En la ISS, los japoneses (me persiguen los japoneses y curiosamente el jefe se llama Hiroito y, tenemos en común que anduvo una vez en limusina por el Jerte) tienen un módulo, el Kibo (esperanza en japonés) pero no lo manejan, lo hago yo, porque en cuanto me vieron jugar al Samurai Warriors 3, decidieron que me encargara de todas sus maniobras de carga y descarga.
Es cuestión de encajar las piezas, el funcionamiento es simple, un cohete está subiendo la Kounotori 2, hasta que esté cerca de nosotros, a unos 5 kms por detrás de la ISS, y luego, cuando esté a 10 metros, el ruso desde capitanía, que lleva aquí desde la Mir del 86 (y que se cogió una buena filosera el día que fue desmantelada por completo, precisamente el primer día que le tuve que consolar), lo controla con un sensor láser, maniobrando con seguridad, aunque es cuestión de sensibilidades, lo es si está lejos del vodka, pero entonces seguro que está algo cerquita de mí.

Y llegados a ese momento, comienza mi diversión (con el ruso la cuento otro día), con mi brazo robótico capturaré el carguero y lo acoplaré al Harmony, y descargarán los suministros (no veo el momento de reponer mi suavizante para el pelo). Son para toda la tripulación que estamos “contemplando” la Tierra y para los otros, para y por los que está montado todo este el tinglado, los que “realizan experimentos”, los de las batas blancas (esos no beben nunca, tienen relojes).
Cargarán en la nave de retorno todos los desechos, pero no llegarán a la Tierra tal cual, se desintegrará el carguero (tan grande como un autobús) cuando entre en la atmósfera. Quién pudiera estar en la Tierra en ese momento, porque aunque no sea San Juan, habrá lluvia de estrellas.
El ruso me ha informado, debo prepararme para el 26, porque el 15 de febrero salió de Europa otro carguero (es el nº 200,  y parece que fue ayer cuando comenzó esta historia, de la que muchos en la Tierra no tienen ni idea, ni memoria), el ATV Johannes Kepler, otro monstruo subido con cohetes Ariane, que nos trae oxígeno terrestre y combustible.
Y aquí arriba, el trabajo es como en la Tierra, también nos da momentos de placer, ¡Hacemos apuestas!, si se acopla a la 1ª, a la 2ª, a la… va subiendo la cuantía y el desasosiego. Así es mi vida, movimientos repetitivos (con los ojos vendados podría hacerlo) pero no puedo arriesgar, me devolverían a la Tierra, no es por el ruso que ya es pieza de la ISS. Es que ya no sé andar con tacones, mi columna ha sufrido una mutación... ¡Soy una extraterrestre!
P.D.: "A veces, no me hace falta usar mi imaginación para sentirme como tal. Y ¿Tú?"
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