Llevo unos días un poco desconectada, (es que estamos de cambios en casa), ¡pero todos para bien, ya os contaré!.Y como voy un poco falta de tiempo, entre todo esto y los nuevos horarios escolares de los niños, ¡necesito tomarme algún pequeño descanso de vez en cuando! Me he levantado poetica hoy y entre gritos y risas de los niños disparándose con la pistola de agua, he conseguido crear esto, ¡que no se ni como me ha salido! Llanto de un bebe,
llanto de una vida,
desde que naces ya lloras,
preludio de penas,
o de alegrías.
Todos nacemos igual, más el camino se bifurca,
dando paso a una existencia,
que a veces puede ser dura.
Por el hecho de ser niño,
ya mereces siempre amor,
sea cual sea tu cuna,
sea de oro o de latón.
Pero no en todos los casos,
se cumple dicha observación,
y el sufrimiento hace mella,
en tan pequeño corazón.
La infancia debería,
protegida siempre estar
y no dejar cabos sueltos
que demonios puedan albergar.
Demonios que te persiguen,
llegan pero no se van,
ahuyentarlos cuesta esfuerzo,
si lo consigues,
¡ganando vas!
¡Cuantas pequeñas batallas,
lidiándose ahora están,
bajo negras sombras turbias
que escondidas pasearan!.
Buscando almas tiernas,
buscando a quien atar,
en la oscuridad inmensa
del dolor y la soledad.
A nuestras manos corresponde,
la tarea de albergar,
los sólidos cimientos
de una infancia de verdad.
Una infancia con luz blanca,
una infancia con amor,
una infancia prometedora,
de un futuro mejor.
Estemos atentos pues,
no dejemos escapar,
detrás de muchas miradas
hay una súplica y soledad.
No giremos la cara,
no miremos atrás,
de nosotros depende y mucho,
a nuestros niños ayudar.