Un día, alguien me ofreció un abrazó y no lo acepté; es algo para recordar porque ni me ofrecen muchísimos abrazos, ni recuerdo haber rechazado algún otro. Esa misma persona me contó cosas, digamos, que no se le cuentan a todo el mundo, y ofreció contarme más, pero le dije que no quería escuchar. Lo tengo en mente por algo que no tiene nada que ver, pero que lleva a lo mismo: no tenemos que aceptar todo, aunque sea bueno, aunque se ofrezca de buena voluntad.
Silvia Parque