No quiero pensar en vos…
Zoe se escapa de la mano de su mamá e intenta salir por la otra puerta del improvisado kiosco en el hall central de la Terminal. La llama y Zoe se esconde tras la heladera gigante para sus no más de dos añitos; al mismo tiempo la mamá intenta comprar una botella de agua. Pide y llama Zoe, Zoe…” mientras se mueve intentando alcanzarla con la mirada.
Yo no quiero pensar en vos… hoy no.
Van caminando relajados, charlando. Limpios, creo que recién duchados; dejan un agradable perfume cuando pasan a mi lado. No se ven enfermos aunque el más joven lleva una bolsa con estudios y placas (radiografías). Apuesto que van al médico. El mayor parece el papá. Por ahí nadie está enfermo y son los estudios para un nuevo empleo o el ingreso a la universidad.
No, no quiero pensar en vos y faltan dos horas para mi colectivo…
En la plaza contigua a la Terminal no hay palomas, ¿será porque está nublado o nunca habrá? ¿hay palomas en las plazas en verano?
Ese chico con la remera de Los redondos no debería pasar por el acceso a la Terminal en moto, es peligroso, pensé que estaba prohibido circular por ahí… anda tanta gente.
Yo no quiero pensar en vos…
Muy bueno el jugo de naranja de “La Fazenda”, como dijera Pablo. “es de verdad” y el café con canela, impresionante. ¿Me conocerán? ¿Cómo supieron que me gusta?... Capaz me lo sirvieron por error… Me sorprendieron. Que rara esta gente, a quién se le ocurre ponerle de clave al wi-fi 11 22 33 44 55…
No, yo no quiero pensar en vos pero estos chicles del kiosco donde Zoe se escondía tienen sabor a vos, el jugo también… Rosario huele a vos y también el café…. y ese picor suave, perfumado y agradable de la canela…