Un día, dejaré de olvidar dónde dejé mis lentes. Entonces todo cambiará para bien.
En serio.
Se entiende no saber dónde quedaron lentes de descanso o lentes para el sol; pero los míos, de verdad los necesito para ver. Me los quito porque me incomodan; pero podría dejarlos siempre en el mismo lugar. Y no: casi cada día ocupo un buen rato buscándolos.
Pierdo también otras cosas. Soy la clase de persona a la que se le desaparece lo que está usando o acaba de usar (ahora, además, debo contemplar la posibilidad de que B haya tomado el objeto). Pero lo de los lentes es el colmo.
Silvia Parque