. . . Hace tanto tiempo que no estaba por aquí... Casi un año para mí. Y una vida para el inefable Dr. Gonzo. No sé si se acordará de mí o siquiera si querrá verme otra vez. Y este lugar, que yo mismo creé y al que di forma se ha transformado a mis ojos con el paso de los días. Igual y desconocido, como el constante déjà vu nostálgico del que vuelve al lugar de su infancia tras 20 largos años. Me gustaría tener una buena excusa para no haber escrito nada en todo este tiempo, pero no la tengo. Viejos y nuevos lectores me preguntaban que cuándo escribiría algo el Dr. y yo, como buen moroso, les daba largas sableándoles el interés por los artículos como si fuera un fajo de billetes de 20 euros. No sé el porqué de esa reticencia a dedicarme a la única cosa que he creado desde cero, que es intrínseca y totalmente mía y que no ha salido de alguno de mis agujeros corporales (salvo quizás algún artículo). Me gustaría saber la razón, pero no la sé. ¿Y por qué vuelvo ahora en verano? ¿Porque no estoy atado a la silla con las pupilas torturadas de leer apuntes? ¿Porque soy algo más feliz de lo habitual? Sí, pero con un rotundo No. Vuelvo ahora porque el verano me torna de nuevo en un ente abstracto sin rumbo fijo y ningún lado a dónde ir. Y nada podría cualificarme más para ser el maquinista que lleve a los cuatro gatos que estáis por aquí de vuelta a la última parada del único tren con destino a ninguna parte. De vuelta al Andén Hueco.
No más Manifiestos de Entresemana
Publicado el 30 junio 2011 por Drgonzo. . . Hace tanto tiempo que no estaba por aquí... Casi un año para mí. Y una vida para el inefable Dr. Gonzo. No sé si se acordará de mí o siquiera si querrá verme otra vez. Y este lugar, que yo mismo creé y al que di forma se ha transformado a mis ojos con el paso de los días. Igual y desconocido, como el constante déjà vu nostálgico del que vuelve al lugar de su infancia tras 20 largos años. Me gustaría tener una buena excusa para no haber escrito nada en todo este tiempo, pero no la tengo. Viejos y nuevos lectores me preguntaban que cuándo escribiría algo el Dr. y yo, como buen moroso, les daba largas sableándoles el interés por los artículos como si fuera un fajo de billetes de 20 euros. No sé el porqué de esa reticencia a dedicarme a la única cosa que he creado desde cero, que es intrínseca y totalmente mía y que no ha salido de alguno de mis agujeros corporales (salvo quizás algún artículo). Me gustaría saber la razón, pero no la sé. ¿Y por qué vuelvo ahora en verano? ¿Porque no estoy atado a la silla con las pupilas torturadas de leer apuntes? ¿Porque soy algo más feliz de lo habitual? Sí, pero con un rotundo No. Vuelvo ahora porque el verano me torna de nuevo en un ente abstracto sin rumbo fijo y ningún lado a dónde ir. Y nada podría cualificarme más para ser el maquinista que lleve a los cuatro gatos que estáis por aquí de vuelta a la última parada del único tren con destino a ninguna parte. De vuelta al Andén Hueco.