Me río de la vanidad humana. Tantos esfuerzos en parecer lo que no somos. Nos creemos los dueños de la Tierra y los amos del Universo… Creemos que todo gira alrededor nuestro y todo está a nuestro servicio y creado para nuestro disfrute…ya sean las personas, los momentos y los lugares!
Sin embargo, no somos siquiera capaces de crear una flor cualquiera. Mírala en su simple perfección y verás toda la Creación en ella. Podemos fabricar herramientas, tejidos, generar texturas, aromas y visiones, modificar lo existente, pero no podemos siquiera acercarnos a crear la simplicidad y belleza de una flor, cualquiera…
Ni podemos provocar una mueca ni una sonrisa sincera, ni tan siquiera un guiño, cariñoso. No podemos provocar amor ni ser amados, por cualquiera. No sabemos que como seres humanos somos limitados, insignificantes y vulnerables, al lado del inmenso Universo…
¿Por qué tantas ínfulas de poder, tanta soberbia y tanta desidia ante lo que nos rodea? ¿Por qué creemos que es más importante lo fabricado por nosotros -ya sea el poder o el dinero- sin querer aceptar que, como creación humana, es perecedera…
Intentamos hacer eterno lo efímero, importante lo intrascendente, imprescindible lo urgente… mientras olvidamos lo realmente relevante en nuestra vida! Valoramos realmente la vida cuando la muerte nos guiña el ojo cualquier día; buscamos el amor donde no está y lo ignoramos o lo tememos cuando llega sin avisar, a nuestra vida; nos servimos del otro sin comprender que cada encuentro es mágico y tiene su propio sentido…
No podemos más que sentirnos agradecidos por todo lo que nos rodea, aunque no esté hecho por ni para nosotros. Está ahí para que nos veamos a nosotros mismos como simples figurantes en una vida que desoímos, aunque llame a nuestra puerta cada día y nos sorprenda con algún regalo. Lo único que poseemos -mientras la vida quiera- es tiempo, aunque no sepamos cuánto o hasta cuándo…
Y lo desperdiciamos, lamentándonos por ello. Y lo regalamos sin valorarlo. Y lo perdemos, sin miramientos mientras pasa de largo nuestra vida. Y lo queremos compartir, sin ser ni siquiera nuestro…
Somos tan solo lo que descubrimos en nosotros mismos, gracias al tiempo. Nada más, ni nada menos. Somos lo que pensamos, sentimos y hacemos, a cada momento. Somos ahora, ni ayer ni mañana. No somos lo que soñamos, sino lo que tenemos el valor de hacer realidad y lo vivimos como si fuera un gran sueño. Somos todo aquello que sale de nuestro corazón, cuando nos atrevemos a abrirlo a la vida y a los demás…
Pero aún así, nuestra existencia -la de cada uno de nosotros- es tan importante en el Universo como lo es una sencilla flor, una brizna de hierba, un paisaje magestuoso o una inmensa estrella…
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