Muchos actores nos contáis preocupados que no sabéis que hacer con vuestro representante. Puede que os consiga muchos, pocos o ningún casting, pero el problema es que sentís que no conectáis y que no fluye la comunicación entre vosotros. Esa confianza mutua y ese feeling que debería haber es totalmente inexistente.
Por un lado, queréis dejarle, pero puede que se lo tome mal. Y por otro lado, queréis seguir, por si os cuesta encontrar otro representante nuevo.
¿Se puede encaminar esta relación profesional actor-representante para que funcione o es mejor ponerle fin cuanto antes?
Para que tomes la mejor decisión, es importante que comprendas qué es lo que falla, ya que la mayoría de las veces ocurre lo siguiente:
Tienes la sensación de que se ha olvidado de ti
Si en su día pasaste el filtro del representante para formar parte de su cartera, es porque vio algo especial en ti. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa confianza inicial se ha perdido. Parece que sólo te llama o se interesa por ti cuando consigue algún casting o trabajo, pero el resto del tiempo no sabes absolutamente nada de él.
Desde nuestro punto de vista, el representante no sólo tiene la misión de hacer de puente entre los productores o empresarios y sus actores, sino también la de guiar a su cartera de actores.
Es decir, lo ideal sería que cada cierto tiempo te llamara o citara para analizar lo que sí y lo que no está funcionando, darte algunos consejos en cuanto al enfoque de tu carrera y material de autopromoción, o simplemente informarte sobre cómo te ha movido últimamente y para qué papeles, aunque al final no salieran
Lo malo es que muchos representantes, por falta de tiempo o de costumbre, se olvidan de cuidar vuestra relación, y es ahí cuando surgen los malentendidos. Seguramente haya trabajado mucho por y para ti, pero como no ha cerrado nada o no existe una buena comunicación entre vosotros, tú estás teniendo la sensación contraria.
Si a ti te hiciera sentir que formas parte de su equipo, y entendieras su trabajo, seguro que no tendrías ese problema de confianza y te motivaría seguir con él, independientemente de que te consiguiera más o menos castings.
Toma la iniciativa
En definitiva, no confías en su gestión y en su trabajo por desconocimiento. Seguro que te preguntarás: ¿estoy en mi derecho de insistir o darle un toque? Pues la respuesta es ¡claro que sí!
Te animamos a que seas tú quien dé ese primer paso para acercarte a él y reconducir la situación. Una opción es enviarle nuevo material de autopromoción (CV, fotos, vídeos…) para ver su reacción, interés o comentarios, y a partir de ahí tratar de iniciar una comunicación más fluida. Otra opción podría ser proponerle una reunión para ver en qué punto estáis y cómo plantear una nueva etapa juntos.
Y es que, muchas veces, todo se soluciona cuando tomáis la iniciativa vosotros y le ponéis ganas. Otras veces, sin embargo, os encontráis un muro que no podéis traspasar y con el que no es posible entenderse. Es entonces cuando sí que es viable plantearse dejarle y empezar a buscar otras opciones de representación.
No seas impaciente
Parece que siempre los representantes tienen la culpa de que no funcionen las cosas entre vosotros, y ni mucho menos. A menudo sois vosotros, los actores, los que tenéis muy poca paciencia y lo queréis todo ya. Como si fuera tan fácil entrar en una serie de tv en unos meses, o tener castings todas las semanas.
El problema es que sois demasiado exigentes y tenéis unas expectativas muy altas.
El actor quiere grandes resultados a corto plazo, mientras que el representante se mueve en el medio y largo plazo. Ten en cuenta que ellos, cuando te empiezan a representar, se dedican a sembrar oportunidades: te dan a conocer entre sus contactos, y puede que surjan proyectos inmediatamente, o puede que esto no ocurra hasta más adelante.
Por tanto, te recomendamos que no seas impaciente y que des un voto de confianza a ese representante. Si después de un tiempo prudencial no consigues los resultados que esperabas, coméntaselo con tacto pero con sinceridad, para que puedas decidir si te conviene seguir con él o llegó el momento de cortar vuestra relación profesional en ese punto.
Asegúrate de que tenéis la misma visión de la profesión
Actor y representante se tienen que entender a la perfección y mirar en la misma dirección. Es decir, compartir ritmos, objetivos y compromiso.
Por tanto, si sientes que no tenéis la misma visión de la profesión, te cae mal, te irrita cualquier cosa que hace (por ejemplo, ves una publicación en sus redes sociales y te invade una mala sensación), o no crees en su trabajo, la solución no es tratar de arreglar las cosas poniendo de tu parte, sino cortar por lo sano.
No esperes a quemarte más, porque está claro que recorréis caminos distintos. Eso sí, déjalo siempre de buenas maneras y sin ningún proyecto a medias, porque nunca se sabe en el futuro lo que puede pasar, y este mundo es muy pequeño.
¿Estás pensando dejar a tu representante pero no lo tienes claro? Sabemos que es una decisión delicada y que hay que valorar todo tipo de pros y contras. Si quieres que te ayudemos, reserva tu sesión de orientación y, tras analizar tu caso, te indicaremos lo que te conviene más, así como un montón de posibilidades artísticas alternativas para que recuperes la ilusión por la profesión.