Hoy me encuentro en espera, y el que espera, desespera.
Como ya he contado, trabajo por mi cuenta. Un buen cliente debía hacerme un depósito hoy, y acordamos que me avisaría; pero no me ha avisado, por lo que supongo que no lo ha hecho.
Sé bien que es mejor ocuparme en algo -de lo mucho en lo que puedo ocuparme-, y también sé que a esta hora no puedo hacer nada; pero se me dificulta soltar el asunto, porque ya tenía planes para usar ese dinero por la mañana...
Estas cosas no son raras. El cliente no tiene la culpa de que mi economía dependa del siguiente pago que voy a recibir -no tengo "colchones" por el momento-; tampoco puede ser responsable de la ansiedad que yo experimente; sin embargo, me pregunto: ¿por qué no avisar? A veces, entre el trabajo, el tráfico y lo que sea, no hay espacio para enviar un correo electrónico o hacer una llamada; pero una vez que termina el horario laboral, basta con dos minutos de una atención. Después de todo, no soy la policía judicial, ¿qué medidas voy a tomar? ¡Voy a esperar!
Silvia Parque