Revista Diario

No pensar...

Publicado el 27 mayo 2023 por Evamric2012

Abro el libro de Martín Santos, y vuelvo a leer ese pasaje de Tiempos de silencio... He de confesar que recuerdo pocos episodios de mis lecturas pero éste es como la resaca de mi mar en calma. 

No pensar, no pensar...

Como el vuelo de la Maga y Rayuela por los tejaditos de París y cronopiando a la gente que aprieta el dentrífico desde abajo, o subir Montañas mágicas y tropezarme por el camino con un cielo abierto, la vida errante; por patria el universo, por ley la voluntad, y por encima de todo la embriaguez de la Libertad, ¡la Libertad! a la que le dediqué mi vida, (media parte de ella paseándome entre las páginas de un loco), un tal Alonso Quijano... quien hizo de mis sueños un afán por la lectura.

Y fijo, que por ello... me llamen loca. Y mi locura sea y siga tan hidalga, y sin remisión alguna.

Tengo suerte por el momento de que me siga amaneciendo… respirar sin mascarilla al tomar el sol desde el balcón, y en cualquiera de mis terracitas parisienses a las que suelo acudir todos los días como fiel habituée; y allí escribir de todo lo que se me pasa por la cabeza cuando te pienso, y poder en ese instante que le robo a Chronos, (Dios implacable donde los haya y por eso es un pinche Dios), dedicarme al menos unas horas para cerrar escotillas, ser un poquito egoísta, y dejarme querer y mimar por ti. Echarnos unas risas francas à la française, olvidar que el mundo es lo que nosotros, únicos responsables, todos, hemos estado haciendo con él hasta que esa bomba de relojería nos estalle, tarde o temprano,  en la puta cara.

Porque el destino es esa otra puta mentira, otra religión a la que se aferran los descreídos... 


El tiempo es uno de esos aliados primigenios con los que sigue contando una, pese al paso del mismo.

Chronos es el dios más sabio que conozco y he conocido a día de hoy, y tambén el más implacable... es un Dios. 

Es mentira que logra poner a cada uno en el lugar que le corresponde, como son mentiras tantas y tantas pretendidas verdades que nos han querido dar en la catequesis de la Iglesia desmembrada del Cristo de la existencia. Les pido perdón de antemano a los creyentes por mi constante manera de blasfemar, o de no querer que nadie me salve de no ser yo misma.  Me encanta desconocer a gente que conocí un día, y que tuve el gusto y placer de que no formasen parte de mi vida.

Y es que desde hace tiempo espero ese huracán que nada tiene que ver con una tormenta, ni los aguaceros tormentosos de un París donde la lluvia es una constante vital.
Aun tiene que llover, y llover, y llover…Y a cántaros.
Lo escribo año tras año.Y dejo la misma versión:
Hasta acabar con la siesta, con tu abulia y la mía, y todas las promesas.Aquellas que llevan y guardaban el resabio de vacíos y de nadas… y el regazo de alguna marchita esperanza.Y que Cernuda, y Salinas, y Ginsberg, Prévert, y los poetas, nos protejan las alas, para seguir volando lejos, sin nosotros, ni las huellas de aquellos garzones de Ida que fuimos….Quererte tras la tormenta que lo haya arrasado todo, recién lavado y dispuesto para emprender el vuelo de un sueño, es como el buen barbecho, como respirarte la piel quemada, tras la que bien vale la pena ver brotar  de alguna piedra, un verde esperanza…
Querer es ese imposible con el que cada día seguimos sembrando nuevas utopías pintándolas de tantos arcoíris como las pupilas quieran brillarnos hacia un infinito de sin culpas de las que ya mejor dejemos se ocupe el destino...Destino que sólo construimos cada uno de nosotros, cuando ante nuestro paso se nos dejó la opción de  elegir... Es tiempo de dejarlo tranquilo, como  a Chronos... y de asumir nuestras responsabilidades.
NO PENSAR...
Sigo con mi mascarilla, mi inmunoterapia no me deja ser libre a tiempo completo...

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