Revista Literatura
No por extenso, mejor
Publicado el 21 julio 2012 por BlancamiosiHoy me referiré a la extensión de las novelas. Bueno… también a la de los artículos, entrevistas, reseñas.
Si hay algo en lo que la mayoría podríamos estar de acuerdo es en que la gente de cine, especialmente del cine al que nos ha acostumbrado Hollywood, es el baremo que usamos a la hora de catalogar lo demás. No es casual que Big Bang Theory o Two & a Half Men por ejemplo, duren media hora incluyendo la publicidad. De lo bueno, poco, y las menciono porque son series con alto raiting.
Digo esto porque los tiempos a los que nuestros cerebros se han acostumbrado a prestar atención están científicamente cronometrados, según los expertos en cine. Si en los primeros quince minutos una película no te “agarra”, será difícil que lo haga después, porque la expectativa se verá dispersada. Hay quienes aprovechan para ir a comprar las cotufas (Pop corn) en ese momento.
Si lo extrapolamos al mundo de los libros, específicamente al de las novelas, una novela es buena cuando después de los primeros quince minutos sigues pegado a ella. De ahí que sea tan importante el primer fragmento de la primera hoja del primer capítulo. Tienen la función de atraparte.
Igual sucede con las entrevistas. A menos que se trate de una entrevista muy interesante porque el personaje lo amerite, o porque lo que diga sea de gran utilidad, la gente tiende a recorrer con la vista hasta el final. Resultado: Entrevista perdida. Sucede lo mismo con las entradas en los blogs, los artículos en los periódicos, o las reseñas de libros.
En el caso de los escritores el asunto no es diferente. ¿Por qué utilizar mil palabras si podemos usar ochocientas, o menos en determinados fragmentos? Las novelas no son mejores porque tengan más descripciones o porque el autor se mimetice con el personaje principal y piense que debe explicar al lector el significado de su mínimo suspiro. Dejemos que el lector participe, es la clave para que no se aburra. Un lector pasivo es lo que menos queremos los escritores, y de la única forma en que podemos hacer que se involucre en la novela es dejando espacio para que lo haga. Es nuestro deber crear las elipsis necesarias para que no tenga el plato servido. Evitemos los pleonamos, tan comunes en los escritores novatos que explican lo obvio. Un compañero de la Generación Kindle me dio a entender que no todo el mundo sabe lo que es pleonasmo. La explicación está clarísima AQUÍ
Dicho esto y para ser consecuente, me despido,
¡Hasta la próxima, amigos!