No prometo…sólo deseo

No necesitarlas jamás…
Ayer me reuní con todas ellas en el parque de siempre, sombras que nacen en el camino, que sólo deseaban conversar conmigo.
Mis benditas asesinas, sombras que salieron de mi cuerpo, que alguna vez me abandonaron para ir tras el infausto que se cruzó en mi camino, con la errada idea de que podía descifrar la Piedra Roseta de mi alma.
Ellas mis benditas asesinas, se visten de noche, te invitan al sueño y te cortan la yugular, mientras recuerdas vívidamente nuestro último beso.
En la cofradía, en la hermandad de asesinas…de heroínas, todas narran con una sonrisa y la mirada iluminada por el recuerdo, cómo fue tan fácil acabar contigo, cómo aceptabas como dogma mi palabra, mi mentira, cómo te gustaba pensar que serías el último y estúpidamente el único, sin saber que no tenías número y que de único…
Cuando la última de mis sombras, la última de mis yo, no tenía nada más que decir que el silencio; me acerque a ellas y a cada una, le di un beso en la frente mientras clavaba una estaca en la caja que se encontraba en el lado izquierdo de su pecho, porque ellas no tiene corazón
No es genocidio. Las mujeres no podemos vivir con todas las mujeres que somos cuando jugamos a amar, sería esquizofrenia, sería…mortal
Benditas asesinas, benditas mujeres, que hacen posible que las almas eutanásicas de los hombres, vivan en eterna agonía, al desear pensar, que cuando dices: te quiero, no te ensucias los labios, pues dices la verdad.
Daniela
Pdta a 365 días: Acabé con el necio holocausto, ya no asesino más almas, ni las tuyas ni las mías, porque ya no seré muchas mujeres, seré sólo una, porque los hombres son siempre los mismos.