Roberto Benigni
ELOGE OULAI"Alrededor de la parcela había un muro de hormigón. Junto al muro crecían ciento cincuenta pinos y era como vivir en un bosque, y en conjunto parecía lo que no era, el domicilio de un escritor de éxito."(Al oeste de Roma de Jonh Fante.)
Empiezo a cansarme de contar pinos, llevo ya dos vueltas y como haya sido una broma de las suyas ¡se va a enterar! ¿Dónde estará la dichosa puerta? Trescientos cuarenta y siete, trescientos cuarenta y ocho. .. Se va a hacer de noche y yo dando vueltas con mi moto. Parece que veo luces allí, ¡por fin!
Pues ¡anda que no hay gente ni nada! Algunos ya se conocen, quedarán juntos para hacer las extras, está claro. Y Luigi seguro que no piensa aparecer. Me alejaré un poco del bullicio para controlar la situación.
¡Vaya "casoflón"! No me extraña que utilicen el lugar como decorado en la película. Está algo derruida pero eso me gusta aún más. Allí dentro las musas tienen que inspirar muchas historias... ¡qué ganas tengo de entrar!
Ése es el encargado; con esas pintas y la carpeta no puede ser otro. Allá van todos como moscas. ¡Coño! Luigi ¿qué demonios estarás haciendo con él? (En el quinto pino me dijiste, cabrón, ¡será por pinos!).
¡Vamos allá, qué bien se ha portado Luigi a pesar de todo! Seré yo quien lleve la bandeja con los canapés y bebidas a los guionistas y directores. Es mi oportunidad para entregar el guión, para conseguir que lo coja y convencerle de que lo lea.
Roberto Benigni, Nanni Moretti y Giuseppe Tornatore y las veinte personas más que los rodean como sombras, se quedan boquiabiertos al ver a nuestro introvertido protagonista explicarles, con gran pasión, que el guión que llevaba escondido a su espalda y sujeto por el pantalón ¡es una obra de arte! Al final es Benigni quien se anima a tomar las arrugadas hojas que sostiene el chaval y le dice en su perfecto italiano: "Eres muy bueno con el lenguaje de signos italiano, podrías ser actor".